domingo, 29 de julio de 2007

GREENE: OntologíaDeLaRelación

'En capítulos anteriores seguíamos el péndulo de la opinión mientras oscilaba entre las posiciones relacionista y absolutista sobre el espacio, el tiempo y el espacio-tiempo. Preguntábamos: ¿es el espacio un algo o no lo es? ¿Es el espacio-tiempo un algo o no lo es? Y, a lo largo de algunos siglos de reflexión encontramos opiniones diferentes. Yo creo que una unión independiente del fondo, confirmada experimentalmente, entre la relatividad general y la mecánica cuántica daría una solución satisfactoria a esta cuestión. En virtud de la independencia del fondo, los ingredientes de la teoría podrían guardar alguna relación entre sí, pero con la ausencia de un espacio-tiempo que esté introducido de entrada en la teoría no habría ningún escenario de fondo en el que estuvieran inmersos. Sólo importarían las relaciones mutuas, una solución en el espíritu de los relacionistas como Leibniz y Mach. Luego, a medida que los ingredientes de la teoría -sean cuerdas, branas, lazos o alguna otra cosa descubierta en el curso de la investigación futura- se fusionen para producir un espacio-tiempo familiar a gran escala (ya sea nuestro espacio-tiempo real o ejemplos hipotéticos útiles para experimentos mentales), su ser 'algo' se recuperaría, igual que en nuestra anterior discusión de la relatividad general: en un espacio-tiempo infinito, plano, por lo demás vacío (uno de los ejemplos hipotéticos útiles), el agua en el cubo giratorio de Newton adoptaría una forma cóncava. El punto esencial sería que la distinción entre espacio-tiempo y entidades materiales más tangibles se evaporaría a medida que ambos emergieran de agregados adecuados de ingredientes más básicos en una teoría que es fundamentalmente relacional, sin espacio y sin tiempo. Si es así como sucede, Leibniz, Newton, Mach y Einstein podrían reclamar una parte de la victoria.'

El tejido del cosmos, de Brian Greene, 2004; la traducción española es de 2006, en Drakontos; pg. 619.

SUSSKIND: ElPrincipioAntrópico

'¿Hasta qué punto debemos tomar en serio esta colección de felices coincidencias? ¿Realmente constituyen un alegato a favor de algún tipo de principio antrópico? Mi sensación es que son muy convincentes, pero no tan convincentes como para haberme empujado a rebasar el punto crítico y abrazar una explicación antrópica. Ninguna de estas afortunadas casualidades, con la excepción de la extraordinaria debilidad de la gravedad, implica una precisión extraordinariamente alta (precisión con muchas cifras decimales) en el ajuste fino. E incluso la debilidad de la gravedad tiene una posible explicación que apela a la magia de la supersimetría. En conjunto, estas coincidencias parecen un racimo poco probable de accidentes pero, después de todo, los accidentes ocurren.
Sin embargo, la pequeñez de la constante cosmológica es otro cantar. Es prácticamente seguro que el que sean cero las 119 primeras cifras decimales de la energía del vacío no es un accidente. Pero no es sólo que la constante cosmológica sea muy pequeña. Si hubiera sido aún más pequeña que eso, si hubiera seguido siendo cero dentro del nivel de precisión actual, se podría haber llegado a creer que un desconocido principio matemático haría que fuera exactamente cero. Lo que nos cayó como la losa proverbial fue el hecho de que en la cifra decimal 120 la respuesta no era cero. Ninguna magia matemática aún desconocida va a explicar eso.
Pero, para mí, ni siquiera la constante cosmológica habría sido suficiente para inclinar la balanza. Para mí el punto decisivo vino con el descubrimiento del inmediato paisaje al que parece obligarnos la teoría de cuerdas.'

El paisaje cósmico, de Leonard Susskind; 2006; la traducción española, de este mismo año, la podéis encontrar en la serie Drakontos; pg. 216. El autor es catedrático de Física Teórica en la Universidad de Stanford y es considerado uno de los padres de la teoría de cuerdas (la 'teoría de moda' en la Física teórica actual).
Este libro está catalogado como absolutamente excepcional, por la Ilustre Academia de Trajines Xacintianos.

SUSSKIND: ElPrincipioAntrópico

'¿Hasta qué punto debemos tomar en serio esta colección de felices coincidencias? ¿Realmente constituyen un alegato a favor de algún tipo de principio antrópico? Mi sensación es que son muy convincentes, pero no tan convincentes como para haberme empujado a rebasar el punto crítico y abrazar una explicación antrópica. Ninguna de estas afortunadas casualidades, con la excepción de la extraordinaria debilidad de la gravedad, implica una precisión extraordinariamente alta (precisión con muchas cifras decimales) en el ajuste fino. E incluso la debilidad de la gravedad tiene una posible explicación que apela a la magia de la supersimetría. En conjunto, estas coincidencias parecen un racimo poco probable de accidentes pero, después de todo, los accidentes ocurren.
Sin embargo, la pequeñez de la constante cosmológica es otro cantar. Es prácticamente seguro que el que sean cero las 119 primeras cifras decimales de la energía del vacío no es un accidente. Pero no es sólo que la constante cosmológica sea muy pequeña. Si hubiera sido aún más pequeña que eso, si hubiera seguido siendo cero dentro del nivel de precisión actual, se podría haber llegado a creer que un desconocido principio matemático haría que fuera exactamente cero. Lo que nos cayó como la losa proverbial fue el hecho de que en la cifra decimal 120 la respuesta no era cero. Ninguna magia matemática aún desconocida va a explicar eso.
Pero, para mí, ni siquiera la constante cosmológica habría sido suficiente para inclinar la balanza. Para mí el punto decisivo vino con el descubrimiento del inmediato paisaje al que parece obligarnos la teoría de cuerdas.'

El paisaje cósmico, de Leonard Susskind; 2006; la traducción española, de este mismo año, la podéis encontrar en la serie Drakontos; pg. 216. El autor es catedrático de Física Teórica en la Universidad de Stanford y es considerado uno de los padres de la teoría de cuerdas (la 'teoría de moda' en la Física teórica actual).
Este libro está catalogado como absolutamente excepcional, por la Ilustre Academia de Trajines Xacintianos.

XACINTO: AcciónDeGracias

Abdominales con el manual de bioquímica apoyado en el pecho,
Matthew Bellamy cantando Starlight
y la Biblia abierta encima del escritorio;
quizá por Juan 8, 7;
quizá por el Libro de la Sabiduría
(judaísmo escrito en griego de Alejandría,
un siglo antes de la Encarnación).
Cerca,
la agenda recuerda las fechas que ningún amigo debe olvidar,
para hacer triunfar la única Revolución que me motiva.
Los aprendizajes de mi joven amada,
a modo de cuadros inconclusos,
decoran nuestra hipoteca de 20 m2.
Porque creemos en la indisolubilidad del matrimonio,
pronto nos haremos pareja de hecho.
He dejado de tomarme en serio el nihilismo
(esa excusa perfecta para todas las adolescencias,
pero no para dejar de cobrar el paro).
Disfruto de las potencias de la somaticidad disciplinada,
antes de que se disuelva la mielina de mis axones
(algún día recordaré con nostalgia
nuestras agotadoras carreras por la Dehesa de la Villa).
Y cruzo corriendo la Castellana,
Aristóteles mareándose en la mochila,
con la deportiva esperanza de bajar mi marca personal
entre la portería y nuestro hogar.
Brindo con Ribera del Duero
porque un amigo ha decidido abandonar la queja,
aceptando que el fracaso es un final posible,
abrazando el riesgo a ser derrotado nuevamente.
Y doy gracias a Dios,
(cajón de sastre para todos los abismos)
sabiendo que vendrán días menos alegres,
en los que será más difícil gozar de la virtud necesaria
para agradecer todo lo que me ha sido regalado.

lunes, 23 de julio de 2007

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla5

"[...]Si Maupassant se volvió loco, fue porque tenía una aguda conciencia de la materia, de la nada y de la muerte, y no tenía conciencia de nada más. En eso se parecía a nuestros contemporáneos: establecía una separación absoluta entre su existencia individual y el resto del mundo. [...] todos estamos sometidos al envejecimiento y a la muerte. Estas nociones de vejez y muerte son insoportables para el individuo; se desarrollan soberanas e incondicionales en nuestra civilización, ocupan progresivamente el campo de la conciencia, no dejan que en ella subsista nada más. Así, poco a poco, se establece la certeza de que el mundo es limitado. El mismo deseo desaparece; sólo queda la amargura, los celos y el miedo. Sobre todo, queda la amargura; una amargura inmensa, inconcebible. Ninguna civilización, ninguna época han sido capaces de desarrollar en los hombres tal cantidad de amargura. Desde este punto de vista, vivimos tiempos sin precedentes. Si hubiera que resumir el estado mental contemporáneo en una palabra, yo elegiría, sin dudarlo, amargura" (op. cit., pp.167-168).
"Mi margen de maniobra en la vida se ha vuelto particularmente restringido. Todavía entreveo varias posibilidades, pero que sólo se diferencian en pequeños detalles" (op.cit., pág.172).
"[...] Todo lo que podría haber sido fuente de particpación de placer, de inocente armonía sensorial, se ha convertido en fuente de dolor y sufrimiento. A la vez siento, con una violencia increíble, la posibilidad de la alegría. Desde hace años camino junto a un fantasma que se me parece y que vive en un paraíso teórico, en estrecha relación con el mundo. Durante mucho tiempo he creído que tenía que reuinirme con él. Ya no. [...] Siento la piel como una frontera, y el mundo exterior como un aplastamiento. La sensación de separación es total; desde ahora estoy prisionero en mí mismo. No habrá fusión sublime; he fallado el blanco de la vida. Son las dos de la tarde" (op.cit., pág.174).

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla4

"La sexualidad es un sistema de jerarquía social" (Op.cit., pág. 105).
"[...] No hay duda de que en nuestra sociedad el sexo representa un segundo sistema de diferenciación social, con completa independencia del dinero; y se comporta como un sistema de diferenciación tan implacable, al menos, como éste. Por otra parte, los efectos de ambos sistemas son estrictamente equivalentes. Igual que el liberalismo económico desenfrenado, y por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto. Algunos hacen el amor todos los días; otros, cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros, con ninguna. Es lo que se llama "la ley del mercado". En un sistema económico que prohíbe el despido libre, cada cual consigue, más o menos, encontrar su hueco. En un sistema sexual que prohíbe el adulterio, cada cual se las arregla, más o menos, para encontrar su compañero de cama. En un sistema económico prefectamente liberal, algunos acumulan considerables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la masturbación y a la soledad. El liberalismo económico es la ampliación del campo de batalla, su extensión a todas las edades de la vida y a todas las clases de la sociedad. [...] Algunos ganan en ambos tableros, otros pierden en los dos. Las empresas se pelean por algunos jóvenes diplomados; las mujeres se pelean por algunos jóvenes; los hombres se pelean por algunas jóvenes; hay mucha confusión, hay mucha agitación" (Op.cit., pp. 112-113).

"[...] Con la excusa de reconstruir el yo, los psicoanalistas proceden, en realidad, a la escandalosa destrucción del ser humano. Inocencia, generosidad, pureza,... trituran todas estas cosas entre sus manos groseras. Los psicoanalistas, muy bien remunerados, pretenciosos y estúpidos, aniquilan definitivamente en sus supuestos pacientes cualqyuier aptitud para el amor, tanto mental como físico; de hecho, se comportan como verdaderos enemigos de la humanidad. Implacable escuela de egoísmo, el psicoanálisis ataca con el mayor cinismo a chicas estupendas pero un poco perdidas para transformarlas en putas innobles, de un egocentrismo delirante, que ya sólo suscitan un legítimo desagrado. No hay que confiar, en ningún caso, en una mujer que ha pasado por las manos de los psicoanalistas. Mezquindad, egoísmo, ignorancia arrogante, completa ausencia de sentido moral, incapacidad crónica de amar: éste es el retrato exhaustivo de una mujer analizada" (op.cit., pp. 115-116).

"[...] las sucesivas experiencias sexuales acumuladas en el curso de la adolescencia minan y destruyen con toda rapidez cualquier posibilidad de proyección de orden sentimental y novelesca; poco a poco, y de hecho bastante deprisa, se vuelve uno tan capaz de amar como una fregona vieja. Y desde ese momento, uno lleva, claro, una vida de fregona" (op.cit., pág.127).

domingo, 22 de julio de 2007

HOUELLEBEQC:AmpliaciónCampoBatalla3

"No me gusta este mundo. Definitivamente, no me gusta. La sociedad en la que vivo me disgusta; la publicidad me asquea; la información me hace vomitar. Todo mi trabajo informático consiste en multiplicar las referencias, los recortes, los criterios de decisión racional. No tiene ningún sentido. Hablando claro: es más bien negativo; un estorbo inútil para las neuronas. S este mundo le falta de todo, salvo información complementaria" (op.cit., pág. 94).

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla2

"[...] Algunos, entre los más jóvenes, llevan cazadoras con motivos del rock duro más salvje; se pueden leer frases como Kill them all! o Fuck and destroy!; pero todos comunican la certeza de estar pasando una tarde agradable, dedicada esencialmente a consumir y por tanto, a contribuir a la reafirmación de su ser" (op.cit., pág.80)

viernes, 20 de julio de 2007

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla

"La dificultad es que no basta exactamente con vivir según la norma. De hecho conseigues (a veces por los pelos, por los mismos pelos, pero en conjunto lo consigues) vivir según la norma. Tus impuestos están las día. las facturas pagadas en su fecha.. Nunca te mueves sin el carnet de identidad (¡y el bolsillo especial para la tarjeta VISA!...).
Sin embargo, no tienes amigos.

La norma es compleja, multiforme. Aparte de las horas de trabajo hay que hacer las compras, sacar dinero de los cajeros automáticos (donde tienes que esperar muy a menudo). Además, están los diferentes papeles que hay que hacer llegar a los organismos que rigen los diferentes aspectos de tu vida. Y encima puedes ponerte enfermo, lo cual conlleva gastos y nuevas formalidades.
No obstante, queda tiempo libre. ¿Qué hacer? ¿Cómo emplearlo? ¿Dedicarse a servir al prójimo? Pero, en el fondo, el prójimo apenas te interesa. ¿Escuchar discos? Era una solución, pero con el paso de los años tienes que aceptar que la música te emociona cada vez menos.
El bricolaje, en su más amplio sentido, puede ser una solución. Pero en realidad no hay nada que impida el regreso, cada vez más frecuente, de esos momentos en que tu absoluta soledad, la sensación de vacuidad universal, el presentimiento de que tu vida se acerca a un desastre doloroso y definitivo, se conjugan para hundirte en un estado de verdadero sufrimiento.
Y, sin embargo, todavía no tienes ganas de morir.

[...] A tí también te interesó el mundo. Fue hace mucho tiempo; te pido que lo recuerdes. El campo de la norma ya no te bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma; por eso tuviste que entrar en el campo de batalla. Te pido que te remontes a ese preciso momento. Fue hace mucho tiempo, ¿no? Acuérdate: el agua estaba fría.
Ahora estás lejos de la orilla: ¡ah, sí, qué lejos estás de la orilla! Durante mucho tiempo has creído en la esistencia de otra orilla; ya no. Sin embargo, sigues nadando, y con cada movimiento estás más cerca de ahogarte. Te asfixias, te arden los pulmones. El agua te parece cada vez más fría, y sobre todo cada vez más amarga. Ya no eres tan joven. Ahora vas a morir. No pasa nada. Estoy ahí. No voy a abandonarte. Sigue leyendo.
Vuelve a acordarte, una vez más, de tu entrada en el campo de batalla".
(HOUELLEBECQ, M.: Ampliación del campo de batalla. Cap. III, pp. 16-18. Barcelona, Anagrama, 2001. 4ª ed.)

lunes, 16 de julio de 2007

EfeméridesFuturas

Un año antes de nacer muchos de nosotros, Jean Michel Jarre publicaba Oxygène.
Ayer fue un gran día: nació Alejandro, el primogénito de Fernando Muñoz; y yo, por fin, conseguí entender los conceptos de derivada e integral, más allá de su simple utilización mecánica. Conseguí comprender la revolución que significaron Newton y Leibniz para nuestras ideas sobre la temporalidad y el espacio.
Estos días, se ha descubierto el primer planeta fuera de nuestro sistema solar que posee agua: un gigante gaseoso (como lo son Júpiter y Saturno).
Se abre en Canarias el telescopio más potente de la Tierra.
La colonización de la Luna comenzará en 2020. La Humanidad se prepara para una nueva modalidad de exilio. Para un nuevo tipo de morriña.
Hoy, una cajera de la FNAC, al ver que yo era de Ferrol, me comentaba: mejor que ser de Madrid... Ella era de Santiago. La cabra tira al monte.
A mediados de siglo, quizá alguien le comente a mis nietos: mejor ser de Mar de la Tranquilidad.12 que Terrícola...
Si a Dios no le parece mal, en 2050 tendré 73 años. Esperaré bajo la sombra de los carballos (que yo mismo habré plantado dentro de breves fechas) el regreso de mis nietos astronautas, que me comentarán la belleza bermeja de los desiertos marcianos. Yo escucharé atentamente, mientras saboreo un Albariño fresquito, en compañía de algún viejo amigo universitario.
Camino de Venus, leerán a Joseph Roth, lectura recomendada por mí.
Intentaré ayudarles a ser buenas personas, sin tener en cuenta la fuerza de gravedad que tengan que soportar sus cuerpos mejorados biotecnológicamente.
La curiosidad es bella.

La desesperación es para malvados.

InventarLaCulpa

Inventar la culpa me suena a algo así como inventar el amor o el odio.Los judíos pensaron como nadie las formas de enfrentarse a la pesada losa del destino, esa que los griegos, tan guays ellos, se tragaron enterita sin alkaseltzer ni licor de hierbas post-yantar.Los 'oscuros judíos' no pararon hasta perfeccionar esa maravilla espiritual conocida como perdón, la auténtica salida al laberinto de la venganza eterna y el eterno resentimiento.Mientras los griegos se mareaban hasta la náusea en su eterno retorno tan chachi para la post-modernidad post-marxista, postrada, postal y postchumbarrafásica, los 'terribles semitas' seguían la luz que quiebra las circularidades agobiantes.En fin, es que me enciendo...

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