miércoles, 19 de diciembre de 2007

AdVersos

"Me diste una llave
que abre todas las puertas.
¡Desdichada de mí!
¿Cómo sabré cuál da paso a tu presencia?

AdVersos

- Disfruta de la vida -me dijiste.
- ¿De esta o de la otra? -pregunté.

Y tú me sonreíste.

AdVersos

"A la tarde un mensajero
trajo a casa tu regalo.
Me encantó y escribí una nota:
'Esta noche en el jardín'.
La pasé en vela anhelándote.

Al alba regresé a casa, aterida por el frío.
Un billete de tu parte me esperaba:
"Yo estaba en el regalo.
Tú, ¿dónde estabas?"

lunes, 6 de agosto de 2007

[ContraElCierre]

... que si el criterio de verdad en una identidad sintética sistemática es la confluencia de diversos cursos operatorios, entonces, si dos cursos operatorios geométricos confluyen, conformarán una identidad sintética sistemática, es decir, serán verdad (ejemplo de TCC, vol. 1; pg. 168); pero, ¿no son verdaderos, acaso, ya antes de la confluencia? La axiomática geométrica escogida por el sujeto operatorio es la que hace posibles dichos cursos operatorios.
Luego, ¿qué tipo de verdad surgirá de la confluencia de cursos operatorios que añada algo a los criterios de verdad asentados por la axiomática escogida?
Por lo tanto, ¿en qué casos se podría suprimir realmente el sujeto operatorio?
Quizá no tenga que ver con la confluencia de cursos operatorios diversos, sino con eso que ocurre, por ejemplo, en el teorema de Gödel. En él, se prueba la verdad de los axiomas de la aritmética (los fundamentos de las relaciones y definiciones de los números) y, al mismo tiempo, se prueba la imposibilidad de su demostración (lo que nos conduce, curiosamente, a las exigencias aristotélicas para los primeros principios).
La aritmética es crucial, porque ella es la clave (evidentemente) para la cuantificación de las cualidades: es decir, reducir éstas a números, a cantidades.
¿Puede ser otra cosa la verdad científica que la cuantificación de las cualidades y los desarrollos demostrativos que ésta permite?

domingo, 29 de julio de 2007

GREENE: OntologíaDeLaRelación

'En capítulos anteriores seguíamos el péndulo de la opinión mientras oscilaba entre las posiciones relacionista y absolutista sobre el espacio, el tiempo y el espacio-tiempo. Preguntábamos: ¿es el espacio un algo o no lo es? ¿Es el espacio-tiempo un algo o no lo es? Y, a lo largo de algunos siglos de reflexión encontramos opiniones diferentes. Yo creo que una unión independiente del fondo, confirmada experimentalmente, entre la relatividad general y la mecánica cuántica daría una solución satisfactoria a esta cuestión. En virtud de la independencia del fondo, los ingredientes de la teoría podrían guardar alguna relación entre sí, pero con la ausencia de un espacio-tiempo que esté introducido de entrada en la teoría no habría ningún escenario de fondo en el que estuvieran inmersos. Sólo importarían las relaciones mutuas, una solución en el espíritu de los relacionistas como Leibniz y Mach. Luego, a medida que los ingredientes de la teoría -sean cuerdas, branas, lazos o alguna otra cosa descubierta en el curso de la investigación futura- se fusionen para producir un espacio-tiempo familiar a gran escala (ya sea nuestro espacio-tiempo real o ejemplos hipotéticos útiles para experimentos mentales), su ser 'algo' se recuperaría, igual que en nuestra anterior discusión de la relatividad general: en un espacio-tiempo infinito, plano, por lo demás vacío (uno de los ejemplos hipotéticos útiles), el agua en el cubo giratorio de Newton adoptaría una forma cóncava. El punto esencial sería que la distinción entre espacio-tiempo y entidades materiales más tangibles se evaporaría a medida que ambos emergieran de agregados adecuados de ingredientes más básicos en una teoría que es fundamentalmente relacional, sin espacio y sin tiempo. Si es así como sucede, Leibniz, Newton, Mach y Einstein podrían reclamar una parte de la victoria.'

El tejido del cosmos, de Brian Greene, 2004; la traducción española es de 2006, en Drakontos; pg. 619.

SUSSKIND: ElPrincipioAntrópico

'¿Hasta qué punto debemos tomar en serio esta colección de felices coincidencias? ¿Realmente constituyen un alegato a favor de algún tipo de principio antrópico? Mi sensación es que son muy convincentes, pero no tan convincentes como para haberme empujado a rebasar el punto crítico y abrazar una explicación antrópica. Ninguna de estas afortunadas casualidades, con la excepción de la extraordinaria debilidad de la gravedad, implica una precisión extraordinariamente alta (precisión con muchas cifras decimales) en el ajuste fino. E incluso la debilidad de la gravedad tiene una posible explicación que apela a la magia de la supersimetría. En conjunto, estas coincidencias parecen un racimo poco probable de accidentes pero, después de todo, los accidentes ocurren.
Sin embargo, la pequeñez de la constante cosmológica es otro cantar. Es prácticamente seguro que el que sean cero las 119 primeras cifras decimales de la energía del vacío no es un accidente. Pero no es sólo que la constante cosmológica sea muy pequeña. Si hubiera sido aún más pequeña que eso, si hubiera seguido siendo cero dentro del nivel de precisión actual, se podría haber llegado a creer que un desconocido principio matemático haría que fuera exactamente cero. Lo que nos cayó como la losa proverbial fue el hecho de que en la cifra decimal 120 la respuesta no era cero. Ninguna magia matemática aún desconocida va a explicar eso.
Pero, para mí, ni siquiera la constante cosmológica habría sido suficiente para inclinar la balanza. Para mí el punto decisivo vino con el descubrimiento del inmediato paisaje al que parece obligarnos la teoría de cuerdas.'

El paisaje cósmico, de Leonard Susskind; 2006; la traducción española, de este mismo año, la podéis encontrar en la serie Drakontos; pg. 216. El autor es catedrático de Física Teórica en la Universidad de Stanford y es considerado uno de los padres de la teoría de cuerdas (la 'teoría de moda' en la Física teórica actual).
Este libro está catalogado como absolutamente excepcional, por la Ilustre Academia de Trajines Xacintianos.

SUSSKIND: ElPrincipioAntrópico

'¿Hasta qué punto debemos tomar en serio esta colección de felices coincidencias? ¿Realmente constituyen un alegato a favor de algún tipo de principio antrópico? Mi sensación es que son muy convincentes, pero no tan convincentes como para haberme empujado a rebasar el punto crítico y abrazar una explicación antrópica. Ninguna de estas afortunadas casualidades, con la excepción de la extraordinaria debilidad de la gravedad, implica una precisión extraordinariamente alta (precisión con muchas cifras decimales) en el ajuste fino. E incluso la debilidad de la gravedad tiene una posible explicación que apela a la magia de la supersimetría. En conjunto, estas coincidencias parecen un racimo poco probable de accidentes pero, después de todo, los accidentes ocurren.
Sin embargo, la pequeñez de la constante cosmológica es otro cantar. Es prácticamente seguro que el que sean cero las 119 primeras cifras decimales de la energía del vacío no es un accidente. Pero no es sólo que la constante cosmológica sea muy pequeña. Si hubiera sido aún más pequeña que eso, si hubiera seguido siendo cero dentro del nivel de precisión actual, se podría haber llegado a creer que un desconocido principio matemático haría que fuera exactamente cero. Lo que nos cayó como la losa proverbial fue el hecho de que en la cifra decimal 120 la respuesta no era cero. Ninguna magia matemática aún desconocida va a explicar eso.
Pero, para mí, ni siquiera la constante cosmológica habría sido suficiente para inclinar la balanza. Para mí el punto decisivo vino con el descubrimiento del inmediato paisaje al que parece obligarnos la teoría de cuerdas.'

El paisaje cósmico, de Leonard Susskind; 2006; la traducción española, de este mismo año, la podéis encontrar en la serie Drakontos; pg. 216. El autor es catedrático de Física Teórica en la Universidad de Stanford y es considerado uno de los padres de la teoría de cuerdas (la 'teoría de moda' en la Física teórica actual).
Este libro está catalogado como absolutamente excepcional, por la Ilustre Academia de Trajines Xacintianos.

XACINTO: AcciónDeGracias

Abdominales con el manual de bioquímica apoyado en el pecho,
Matthew Bellamy cantando Starlight
y la Biblia abierta encima del escritorio;
quizá por Juan 8, 7;
quizá por el Libro de la Sabiduría
(judaísmo escrito en griego de Alejandría,
un siglo antes de la Encarnación).
Cerca,
la agenda recuerda las fechas que ningún amigo debe olvidar,
para hacer triunfar la única Revolución que me motiva.
Los aprendizajes de mi joven amada,
a modo de cuadros inconclusos,
decoran nuestra hipoteca de 20 m2.
Porque creemos en la indisolubilidad del matrimonio,
pronto nos haremos pareja de hecho.
He dejado de tomarme en serio el nihilismo
(esa excusa perfecta para todas las adolescencias,
pero no para dejar de cobrar el paro).
Disfruto de las potencias de la somaticidad disciplinada,
antes de que se disuelva la mielina de mis axones
(algún día recordaré con nostalgia
nuestras agotadoras carreras por la Dehesa de la Villa).
Y cruzo corriendo la Castellana,
Aristóteles mareándose en la mochila,
con la deportiva esperanza de bajar mi marca personal
entre la portería y nuestro hogar.
Brindo con Ribera del Duero
porque un amigo ha decidido abandonar la queja,
aceptando que el fracaso es un final posible,
abrazando el riesgo a ser derrotado nuevamente.
Y doy gracias a Dios,
(cajón de sastre para todos los abismos)
sabiendo que vendrán días menos alegres,
en los que será más difícil gozar de la virtud necesaria
para agradecer todo lo que me ha sido regalado.

lunes, 23 de julio de 2007

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla5

"[...]Si Maupassant se volvió loco, fue porque tenía una aguda conciencia de la materia, de la nada y de la muerte, y no tenía conciencia de nada más. En eso se parecía a nuestros contemporáneos: establecía una separación absoluta entre su existencia individual y el resto del mundo. [...] todos estamos sometidos al envejecimiento y a la muerte. Estas nociones de vejez y muerte son insoportables para el individuo; se desarrollan soberanas e incondicionales en nuestra civilización, ocupan progresivamente el campo de la conciencia, no dejan que en ella subsista nada más. Así, poco a poco, se establece la certeza de que el mundo es limitado. El mismo deseo desaparece; sólo queda la amargura, los celos y el miedo. Sobre todo, queda la amargura; una amargura inmensa, inconcebible. Ninguna civilización, ninguna época han sido capaces de desarrollar en los hombres tal cantidad de amargura. Desde este punto de vista, vivimos tiempos sin precedentes. Si hubiera que resumir el estado mental contemporáneo en una palabra, yo elegiría, sin dudarlo, amargura" (op. cit., pp.167-168).
"Mi margen de maniobra en la vida se ha vuelto particularmente restringido. Todavía entreveo varias posibilidades, pero que sólo se diferencian en pequeños detalles" (op.cit., pág.172).
"[...] Todo lo que podría haber sido fuente de particpación de placer, de inocente armonía sensorial, se ha convertido en fuente de dolor y sufrimiento. A la vez siento, con una violencia increíble, la posibilidad de la alegría. Desde hace años camino junto a un fantasma que se me parece y que vive en un paraíso teórico, en estrecha relación con el mundo. Durante mucho tiempo he creído que tenía que reuinirme con él. Ya no. [...] Siento la piel como una frontera, y el mundo exterior como un aplastamiento. La sensación de separación es total; desde ahora estoy prisionero en mí mismo. No habrá fusión sublime; he fallado el blanco de la vida. Son las dos de la tarde" (op.cit., pág.174).

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla4

"La sexualidad es un sistema de jerarquía social" (Op.cit., pág. 105).
"[...] No hay duda de que en nuestra sociedad el sexo representa un segundo sistema de diferenciación social, con completa independencia del dinero; y se comporta como un sistema de diferenciación tan implacable, al menos, como éste. Por otra parte, los efectos de ambos sistemas son estrictamente equivalentes. Igual que el liberalismo económico desenfrenado, y por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto. Algunos hacen el amor todos los días; otros, cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros, con ninguna. Es lo que se llama "la ley del mercado". En un sistema económico que prohíbe el despido libre, cada cual consigue, más o menos, encontrar su hueco. En un sistema sexual que prohíbe el adulterio, cada cual se las arregla, más o menos, para encontrar su compañero de cama. En un sistema económico prefectamente liberal, algunos acumulan considerables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la masturbación y a la soledad. El liberalismo económico es la ampliación del campo de batalla, su extensión a todas las edades de la vida y a todas las clases de la sociedad. [...] Algunos ganan en ambos tableros, otros pierden en los dos. Las empresas se pelean por algunos jóvenes diplomados; las mujeres se pelean por algunos jóvenes; los hombres se pelean por algunas jóvenes; hay mucha confusión, hay mucha agitación" (Op.cit., pp. 112-113).

"[...] Con la excusa de reconstruir el yo, los psicoanalistas proceden, en realidad, a la escandalosa destrucción del ser humano. Inocencia, generosidad, pureza,... trituran todas estas cosas entre sus manos groseras. Los psicoanalistas, muy bien remunerados, pretenciosos y estúpidos, aniquilan definitivamente en sus supuestos pacientes cualqyuier aptitud para el amor, tanto mental como físico; de hecho, se comportan como verdaderos enemigos de la humanidad. Implacable escuela de egoísmo, el psicoanálisis ataca con el mayor cinismo a chicas estupendas pero un poco perdidas para transformarlas en putas innobles, de un egocentrismo delirante, que ya sólo suscitan un legítimo desagrado. No hay que confiar, en ningún caso, en una mujer que ha pasado por las manos de los psicoanalistas. Mezquindad, egoísmo, ignorancia arrogante, completa ausencia de sentido moral, incapacidad crónica de amar: éste es el retrato exhaustivo de una mujer analizada" (op.cit., pp. 115-116).

"[...] las sucesivas experiencias sexuales acumuladas en el curso de la adolescencia minan y destruyen con toda rapidez cualquier posibilidad de proyección de orden sentimental y novelesca; poco a poco, y de hecho bastante deprisa, se vuelve uno tan capaz de amar como una fregona vieja. Y desde ese momento, uno lleva, claro, una vida de fregona" (op.cit., pág.127).

domingo, 22 de julio de 2007

HOUELLEBEQC:AmpliaciónCampoBatalla3

"No me gusta este mundo. Definitivamente, no me gusta. La sociedad en la que vivo me disgusta; la publicidad me asquea; la información me hace vomitar. Todo mi trabajo informático consiste en multiplicar las referencias, los recortes, los criterios de decisión racional. No tiene ningún sentido. Hablando claro: es más bien negativo; un estorbo inútil para las neuronas. S este mundo le falta de todo, salvo información complementaria" (op.cit., pág. 94).

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla2

"[...] Algunos, entre los más jóvenes, llevan cazadoras con motivos del rock duro más salvje; se pueden leer frases como Kill them all! o Fuck and destroy!; pero todos comunican la certeza de estar pasando una tarde agradable, dedicada esencialmente a consumir y por tanto, a contribuir a la reafirmación de su ser" (op.cit., pág.80)

viernes, 20 de julio de 2007

HOUELLEBECQ:AmpliaciónCampoBatalla

"La dificultad es que no basta exactamente con vivir según la norma. De hecho conseigues (a veces por los pelos, por los mismos pelos, pero en conjunto lo consigues) vivir según la norma. Tus impuestos están las día. las facturas pagadas en su fecha.. Nunca te mueves sin el carnet de identidad (¡y el bolsillo especial para la tarjeta VISA!...).
Sin embargo, no tienes amigos.

La norma es compleja, multiforme. Aparte de las horas de trabajo hay que hacer las compras, sacar dinero de los cajeros automáticos (donde tienes que esperar muy a menudo). Además, están los diferentes papeles que hay que hacer llegar a los organismos que rigen los diferentes aspectos de tu vida. Y encima puedes ponerte enfermo, lo cual conlleva gastos y nuevas formalidades.
No obstante, queda tiempo libre. ¿Qué hacer? ¿Cómo emplearlo? ¿Dedicarse a servir al prójimo? Pero, en el fondo, el prójimo apenas te interesa. ¿Escuchar discos? Era una solución, pero con el paso de los años tienes que aceptar que la música te emociona cada vez menos.
El bricolaje, en su más amplio sentido, puede ser una solución. Pero en realidad no hay nada que impida el regreso, cada vez más frecuente, de esos momentos en que tu absoluta soledad, la sensación de vacuidad universal, el presentimiento de que tu vida se acerca a un desastre doloroso y definitivo, se conjugan para hundirte en un estado de verdadero sufrimiento.
Y, sin embargo, todavía no tienes ganas de morir.

[...] A tí también te interesó el mundo. Fue hace mucho tiempo; te pido que lo recuerdes. El campo de la norma ya no te bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma; por eso tuviste que entrar en el campo de batalla. Te pido que te remontes a ese preciso momento. Fue hace mucho tiempo, ¿no? Acuérdate: el agua estaba fría.
Ahora estás lejos de la orilla: ¡ah, sí, qué lejos estás de la orilla! Durante mucho tiempo has creído en la esistencia de otra orilla; ya no. Sin embargo, sigues nadando, y con cada movimiento estás más cerca de ahogarte. Te asfixias, te arden los pulmones. El agua te parece cada vez más fría, y sobre todo cada vez más amarga. Ya no eres tan joven. Ahora vas a morir. No pasa nada. Estoy ahí. No voy a abandonarte. Sigue leyendo.
Vuelve a acordarte, una vez más, de tu entrada en el campo de batalla".
(HOUELLEBECQ, M.: Ampliación del campo de batalla. Cap. III, pp. 16-18. Barcelona, Anagrama, 2001. 4ª ed.)

lunes, 16 de julio de 2007

EfeméridesFuturas

Un año antes de nacer muchos de nosotros, Jean Michel Jarre publicaba Oxygène.
Ayer fue un gran día: nació Alejandro, el primogénito de Fernando Muñoz; y yo, por fin, conseguí entender los conceptos de derivada e integral, más allá de su simple utilización mecánica. Conseguí comprender la revolución que significaron Newton y Leibniz para nuestras ideas sobre la temporalidad y el espacio.
Estos días, se ha descubierto el primer planeta fuera de nuestro sistema solar que posee agua: un gigante gaseoso (como lo son Júpiter y Saturno).
Se abre en Canarias el telescopio más potente de la Tierra.
La colonización de la Luna comenzará en 2020. La Humanidad se prepara para una nueva modalidad de exilio. Para un nuevo tipo de morriña.
Hoy, una cajera de la FNAC, al ver que yo era de Ferrol, me comentaba: mejor que ser de Madrid... Ella era de Santiago. La cabra tira al monte.
A mediados de siglo, quizá alguien le comente a mis nietos: mejor ser de Mar de la Tranquilidad.12 que Terrícola...
Si a Dios no le parece mal, en 2050 tendré 73 años. Esperaré bajo la sombra de los carballos (que yo mismo habré plantado dentro de breves fechas) el regreso de mis nietos astronautas, que me comentarán la belleza bermeja de los desiertos marcianos. Yo escucharé atentamente, mientras saboreo un Albariño fresquito, en compañía de algún viejo amigo universitario.
Camino de Venus, leerán a Joseph Roth, lectura recomendada por mí.
Intentaré ayudarles a ser buenas personas, sin tener en cuenta la fuerza de gravedad que tengan que soportar sus cuerpos mejorados biotecnológicamente.
La curiosidad es bella.

La desesperación es para malvados.

InventarLaCulpa

Inventar la culpa me suena a algo así como inventar el amor o el odio.Los judíos pensaron como nadie las formas de enfrentarse a la pesada losa del destino, esa que los griegos, tan guays ellos, se tragaron enterita sin alkaseltzer ni licor de hierbas post-yantar.Los 'oscuros judíos' no pararon hasta perfeccionar esa maravilla espiritual conocida como perdón, la auténtica salida al laberinto de la venganza eterna y el eterno resentimiento.Mientras los griegos se mareaban hasta la náusea en su eterno retorno tan chachi para la post-modernidad post-marxista, postrada, postal y postchumbarrafásica, los 'terribles semitas' seguían la luz que quiebra las circularidades agobiantes.En fin, es que me enciendo...

jueves, 28 de junio de 2007

SOS CostaDaMorte

S.O.S. COSTA DA MORTE>Ramon Bermejo Díaz de Rábago>A todos os que> >>algunha vez visitáchedes Carnota, ós que amades esa terra, >ós que> >>na próxima ponte, ou nunha fin de semana , ou este verán> >>vaiades>pola nosa costa... avisarvos dunha cousa, triste, máis> >>certa:>Facédelle as fotos que podades, filmade en video todo> >>canto>poidades,porque o que coñecedes ata o de agora vaise> >>acabar.>Nestes días que estiven de taberneiro ocasional en> >>Carnota>puidenme enterar do futuro próximo que se aveciña neste> >>anaco de costa >virxe que nos ficaba>na nosa terra. Promotoras e> >>Inmobiliarias de Madrid estan a>mercar todo canto metro cadrado se> >>poida construir no noso>Concello, son >coma cen cabalos de Atila,> >>pagan moitisimo máis do que un paisano podería>pensarnunca que iba> >>valer un ferrado.>>Exemplos:>Lariño: máis de 300 vivendas> >>proxectadas, acaban de mercar todo o terreoque >hai dende a estrada> >>xeral ó faro (alí onde estivo a carpa de Nunca Máis).>>Lira: perto> >>de mil apartamentos.>Caldebarcos: están a mercar todas as> >>leiras.>>O Pindo: xa se está a construir, e mercando o pouco que> >>fica.>Nin os paisanos están moito dacordo con vender, pero> >>ameazanlle con que >senon venden acabaránlle por expropiar (axente> >>urbanizador).>>Contábame un empregado do Rexistro da Propiedade de> >>Muros que os que >mercanas vivendas fanno dende Madrid e por> >>catálogo, nin sequera coñecen o> >lugar, chéganlle as escrituras> >>dende Notarías de Madrid. Nalgúns casos>as promotoras regalan un> >>apartamento na nosa costa ó mercar un de luxo en >Madrid...>>Se> >>cadra é o tempo de facer revivir NUNCA MÁIS, a fin é a mesma: a
> >>defensa >da nosa costa, do noso mar, da nosa paisaxe, mais desta\u003cbr\>> >>vez o ataque non >ven polo mar en forma de chapapote, ven por terra\u003cbr\>> >>en forma de formigon >armado e ladrillo. Os responsables de atallar\u003cbr\>> >>esto son os mesmos, os >poderes públicos da Xunta de Galicia. Dos\u003cbr\>> >>Alcaldiños>e os Concellos mellor esquecerse.>Aí vos vai un lema que\u003cbr\>> >>propoño:>MORATORIA DE CONSTRUCCIÓN NA COSTA DA MORTE XA!!!\u003cbr\>",1]
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lunes, 25 de junio de 2007

"YSiHacesFilosofía, ¿PorQuéEstudiasBiología?"

'Los esquemas biologistas tienen asimismo su aplicación a la Lógica. Es precisamente el carácter extensional de la Lógica la expresión de la influencia que la clasificación ejerció en la silogística. El silogismo aristotélico, en su aspecto extensional, no es propiamente matemático. No es el razonamiento matemático el que ha servido de guía a la lógica aristotélica, ya que las esencias matemáticas son singulares y las consideraciones de extensión no intervienen propiamente en los razonamientos geométricos. De ahí que Brunschvicg llegue a afirmar que "la geometría euclidiana no es más que un caso particular de la lógica aristotélica". La disciplina que sirve de guía a la lógica aristotélica y que inspira su explicación del silogismo es la Biología. Es en el dominio de la vida donde es posible encontrar en sentido estricto la diferencia entre individuo y especie. Ha sido Brunschvicg quien más ha insistido en este punto, resaltando hasta el vocabulario biológico empleado por Aristóteles en su teoría del silogismo. Así el verdadero conocimiento nace de la unión de dos proposiciones porque una sola no puede engendrar [Segundos Analíticos, II, 11, 94a]. Pero cuando dos proposiciones tienen en común una parte que las une, participan entonces de una potencia generatriz y engendran una tercera enunciación llamada conclusión, que no puede ser más que como ellas la han producido. Y así como el hijo refleja el rostro de sus padres, de igual modo la conclusión refleja la fuerza y la verdad de sus ascendientes. "Por eso -dice Brunschvicg- no es accidental que el silogismo sea para Aristóteles el principio de la filosofía. Al imitar la vida de los seres animados y contener en sí su causa de existencia, es en sí una cosa perfecta; y, por esta razón, no puede por menos de conducir el espíritu a la verdadera inteligencia de la naturaleza de las cosas. Por eso, la tarea principal de la lógica consiste en demostrar cuál es el semen de vida y de fecundidad en el silogismo, es decir, resolver el silogismo."
\u003cdiv align\u003d\"left\"\> \u003c/div\> \u003cdiv align\u003d\"left\"\> \u003cem\>Historia de la lógica\u003c/em\>, de Julián Velarde Lombraña, Universidad de Oviedo, 1989; pg. 27.\u003c/div\>",1]
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Historia de la lógica, de Julián Velarde Lombraña, Universidad de Oviedo, 1989; pg. 27.

lunes, 18 de junio de 2007

Economía, vida social y política

"Quizá sea la economía el ámbito más crucial de la vida moderna, donde la cultura ejerce la influencia directa en el bien nacional y en el orden internacional. Si bien la actividad económica se enlaza inextríncablemente a la vida social y política, existe una tendencia equivocada -instigada por los discursos económicos contemporáneos- a considerar la economía como una faceta de la vida dotada de leyes propias, separada del resto de la sociedad. Vista así, la economía es un campo en el que los individuos se agrupan con el solo propósito de satisfacer sus egoístas necesidades y deseos, antes que entregarse a su "verdadera" vida social. Pero en cualquier sociedad moderna la economía constituye uno de los campos más fundamentales y dinámicos de la sociabilidad humana. En realidad, no hay ninguna actividad económica [...] que no requiera la colaboración social de los seres humanos [...]. Porque, aunque la gente sea egoísta, una parte de la personalidad humana anhela pertenecer a una comunidad más amplia [...]. La satisfacción que sentimos al estar vinculados a otros en el lugar de trabajo proviene del deseo fundamental del ser humano de ser reconocido [...]. Como demostraré en el presente libro, una de las lecciones más importantes que podemos aprender examinando la vida económica es que la única característica cultural aglutinante que condiciona el bienestar de una nación, así como su capacidad para competir es el nivel de confianza inherente a la sociedad". FUKUYAMA, F.: La confianza. P. 20.

SuperioridadAsiática

"[...] Los asiáticos señalan cada vez más que las fuentes de su vitalidad social provenen de la superioridad de su herencia cultural, que equivale a la deferencia hacia la autoridad, el predominio de la educación y de los valores familiares". FUKUYAMA, F.:La Confianza. P.19

viernes, 15 de junio de 2007

Gödel, Gödel, Gödel

'(...) tal vez lo más interesante sea la línea ascendente que conduce de las funciones recursivas primitivas al nacimiento de la inteligencia artificial, y la polémica sobre mentes y máquinas que mantuvieron Gödel y Turing, cincuenta años después de que Frege y Hilbert se enfrentaran por el método axiomático moderno.
Para Gödel, sus teoremas de incompletitud no ponían límite a la mente, sino sólo una frontera con la que linda al norte el formalismo que ésta es capaz de construir. Pensando de dos formas distintas, Gödel y Turing coincidieron en la definición de sistema formal y probaron que hay problemas indecidibles. Pero mientras Gödel distinguía formalismo y lógica, mecanismo y mente, Turing los consideraba totalmente sinónimos. Llevando al extremo esta equiparación, en 1947 el lógico inglés postulaba que el mejor modelo de la mente era su máquina universal U, capaz de simular al resto de máquinas de Turing: cálculo y pensamiento serían, entonces, dos modos de decir lo mismo.
(...) En diciembre de 1969 Gödel creyó descubrir un error con importantes consecuencias filosóficas en la obra de Turing. A su juicio, Turing no había tenido en cuenta que la mente no es estática, sino que está en constante desarrollo: aunque cada vez el número de posibles estados de la mente sea finito, no hay razón para suponer que esta cantidad no converja al infinito durante su desarrollo. Gödel creía que, en el transcurso de una demostración o un cómputo, los sistemas formales no sufrían modificaciones por el añadido de axiomas o la restricción de sus reglas deductivas, pero nada permitía asegurar que la mente no cambiase durante los razonamientos. Por tanto, jamás podría ser reemplazada por una máquina.
No es éste el argumento más famoso contra la inteligencia artificial. El propio Turing ya había sugerido que sólo los teoremas de incompletitud podrían poner límite a su propuesta, y en 1961 John Lucas le tomó la palabra en su artículo "Mentes, máquinas y Gödel". En opinión de este filósofo de Oxford: el teorema de Gödel demuestra que la visión mecanicista es falsa, esto es, que no se puede explicar la mente como si fuera una máquina. Y lo mismo les parece a muchos otros: casi todos los lógicos matemáticos con quienes he tratado el tema han reconocido que piensan algo por el estilo, aunque se muestren reacios a pronunciarse definitivamente hasta que no vean el razonamiento expuesto, con todas las objeciones planteadas y satisfechas como es debido. Eso es lo que me propongo hacer".
El argumento que exponía a continuación, retomado por Penrose en La nueva mente del emperador, es rotundamente simple: puesto que somos capaces de enseñar a una máquina los axiomas y las reglas deductivas sobre los que se erige un sistema formal, podríamos dejarlo construyendo todas las fórmulas del lenguaje y preguntarle cuáles son verdaderas. Antes o después, el ordenador daría con la sentencia indecidible 17 Gen r que escapa a su noción de verdad, aunque nosotros podamos identificarla como cierta. Al reducir la lógica a la sintaxis, la máquina no saldría nunca de su asombro y pasaría el resto de la eternidad tratando de decidir esta proposición que, naturalmente interpretada, afirma que es indecidible. "Luego la máquina seguirá sin ser un modelo adecuado de la mente". Ella, que está viva, "irá siempre un paso por delante de cualquier sistema formal, osificado, muerto".

Gödel: la lógica de los escépticos, Javier Fresán, editorial Nivola, 2007; pgs. 203-206.

miércoles, 13 de junio de 2007

SoloAnteElPeligro

Hacía mucho tiempo, creo que desde la infancia, que no veía “Solo ante el peligro” (Fred Zinnemann, 1952), película magnífica por numerosos motivos. Entre ellos está desde luego la soberbia interpretación de la mayoría de los actores. Los personajes del drama ponen en acto las pasiones humanas de una manera diáfana y visualmente impecable. Cada vez que aparece un personaje, incluso aquellos que aparentemente apenas tienen relevancia, podemos ver que allí están operando todas la tensiones del drama humano, los conflictos ético-morales, las contradicciones y luchas de la vida diaria ampliadas por el anuncio de un desenlace a vida o muerte. Pero también por la estupenda dirección que va aumentando inexorablemente la tensión del drama mediante lo que hoy llamaríamos “acción en tiempo real”.
Los personajes que encarnan estas situaciones son, desde luego, el protagonista, Will Kane, interpretado por Gary Cooper, Oscar al mejor actor en 1952, y su esposa Amy, pacifista redimida finalmente; la pareja que forman Helen Ramírez, interpretada por una impagable Katy Jurado, y el ayudante y aspirante a sheriff; y de modo coral el pueblo, con los inmejorablemente dosificados destellos de los personajes que van tejiendo y destejiendo una compleja trama de relaciones de amistad, odio e intereses alrededor del sheriff Kane.
Aunque de sobra conocido el argumento de la película, basada en un relato corto titulado "The tin star" de John W. Cunningham, publicado en 1947 por la revista pulp Collier's Weekly, no podemos dejar de recordarlo. El sheriff Will Kane en el día de su boda con su novia Amy, Grace Kelly, se entera de que el peligroso asesino Frank Miller (¡como el de los TBOs!) ha sido indultado y que se dirige hacia la ciudad, a la que llegará a las 12, para cumplir su venganza sobre Kane, quien hacía cinco años lo había metido entre rejas. Además, ese mismo día, es su último día como sheriff de la ciudad por lo que de algún modo la responsabilidad de pararle los pies al asesino y a sus otros tres secuaces parece haber vencido contractualmente. Kane, alentado por sus amigos, a la sazón personajes relevantes de la ciudad, comerciantes y hombres de ley, abandona el pueblo con su esposa, como tenía planeado de antemano, para emprender una nueva vida. Pero será en el camino, a las afueras de la ciudad, cuando, sin saber muy bien por qué, dará media vuelta a la carreta y volverá a asumir su papel como representante de la ley y el orden en Hadleyville. A partir de aquí irán esfumando los minutos que le separan del inevitable duelo a muerte con Miller y los suyos, así como se irán desvelando las intenciones, personalidades, sueños, odios, intereses y pasiones en general que, de un modo u otro, hacen que el sheriff vaya quedándose solo ante el peligro, abandonado por todos (en realidad, por todos no).
Mientras la volvía a ver, reinterpretaba la película desde nuestra actual situación frente a la banda terrorista y separatista etarra. En general, en el pueblo aparecía claramente una derecha, que asume su deber de velar por el orden y la ley por encima del interés o de las bajas pasiones, haciendo de tripas corazón, y unas izquierdas que, en diversos grados representaban el pactismo, el diálogo con los asesinos, el pacifismo, el progreso y la prosperidad de la ciudad por encima del deber (son alucinantes las razones del encargado del hotel por las que dice estar de parte de Miller o las que esgrime en la iglesia el presunto amigo de Kane). Veía, con la ocurrente interpretación en la mollera, cómo de fácil es autoconvencerse, engañarse, con la bondad de fines ilustrados e ilustres, y qué sencillo resulta abandonar la firmeza que el deber moral implica por proposiciones más laxas y menos arriesgadas que se resuelven en tomas de contacto, instrumentalización de la ley o abandono de los principios morales en aras de deseos infinitos de paz y progreso. Se me ocurría que todos los personajes tenían sus razones para abandonar al buen sheriff, que todas ellas eran respetables, y que incluso tal vez el propio sheriff, que en ningún momento sabe explicar ni explicarse por qué se queda, estaba equivocado. Sin embargo, al final feliz de la película comprendí que tanto en el cine como en nuestra vida cotidiana el bien es posible si se lucha por él y que no caben componendas con el mal ni con los malos, aunque para ello debamos quedarnos en ocasiones SOLOSANTELPELIGRO.
¡¡Jo, menudo peliculón!!
Nota mental: para el próximo día análisis de algunas secuencias, escenas y diálogos de esta magnífica pinícula.

lunes, 11 de junio de 2007

GomiNoSensei

"Rubi, en un sentido que nadie entiende del todo, es un maestro, un profesor, lo que los japoneses llaman un 'sensei'. De lo que es maestro, en verdad, es de la basura, de trastos, de desechos, del mar de objetos abandonados sobre el que flota nuestro siglo. 'Gomin No Sensei'. Mestro de la basura [...].

Gomi.
¿Dónde termina el gomi y empieza el mundo?Los japoneses, hace un siglo, ya habían agotado el espacio para gomi alrededor de Tokio, así que propusieron un plan para crear espacio con gomi. Hacia el año 1969 se habían construido una islita en la Bahía de Tokyo, hecha de gomi, y la bautizaron Isla del Sueño. [...] Rubi ve todo esto en los noticieros y no dice nada.

No tiene nada que decir sobre el gomi. Es su medio, el aire que respira, algo en lo que ha nadado toda su vida. [...] Busca cosas que encajen en el extraño diseño garabateado dentro de su frente por lo que sea que le sirve de musa. Trae más gomi a casa. Algunas piezas son todavía operativas. Algunas, como Lise, son humanas". GIBSON: Quemado Cromo. "Mercado de invierno". Pp.146-147. Minotauro.

HotelNewRose

"El hotel New Rose es un entarimado de ataúdes situado en las ruinosas cercanías del Narita Internacional. Cápsulas de plástico de 1 m de ancho por tres de largo, amontonadas como dientes de Godzilla sobrantes en un terreno de hormigón a un lado de la carretera que conduce al aeropuerto. Cada cápsula tiene una televisión empotrada en el techo [...]. Los ataúdes del New Rose están apilados en un andamio reciclado; tubos de acero bajo esmalte brillante. La pintura se deshace en escamas cada vez que subo los escalones, cae a cada paso que doy por la pasarela. Mi mano izquierda cuenta escotillas de ataúdes, con sus calcomanías multilíngües advirtiendo sobre las multas previstas por la pérdida de llaves". GIBSON: Quemando Cromo. "Hotel New Rose". Pág. 128. Minotauro.

Korolev

"Tras liberarse del arnés, Korolev ejecutó un ensayado puntapié que le catapultó hasta el cubículo del sanitario. Se quitó el gastado mono de trabajo, se ciñó los riñones en la silla-retrete y barrió el vapor condensado en el espejo de acero. La mano artrítica se le había vuelto a hinchar durante el sueño; la muñeca descalcificada parecía un hueso de pájaro. Habían pasado 20 años desde su último encuentro con la gravedad; había envejecido en órbita". GIBSON: Quemando Cromo. "EstrellaRoja, ÓrbitaDeInvierno". Pág.102. Minotauro.

FantasmaSemiótico

Si quieres una explicación más elegante, te diría que viste un fantasma semiótico. Todas esas historias de contactos, por ejemplo, comparten el tipo de imaginario de ciencia ficción que impregna nuestra cultura. Podría aceptar extraterrestres, pero no extraterrestres que pareciesen salidos de un comic de los años '50. Son fantasmas semióticos, trozos de imaginería cultural profunda que se han desprendido y adquirido vida propia, como las aeronaves de Julio Verne que siempre veían esos viejos granjeros de Kansas .

[...] ¿Por qué habría yo de alterarme por una fugaz visión de la imaginación popular de los años '30 en el cielo de Bolinas? Resolví dormirme sin otras preocupaciones que las serpientes de cascabel y los jipis caníbales, a salvo en medio de la amistosa basura de una carretera de mi bien conocidocontinuo. Al día siguiente iría a Nogales a fotografiar los viejos burdeles, cosa que pretendía hacer desde hace años. El efecto de la pastilla dietética había terminado.

GIBSON: Quemando Cromo. "El continuo de Gernsback". Pp. 46 y 48. Minotauro.

GIBSON: CondeCero. Pág.29

"Llevábamos 2h subiendo por escaleras de hormigón y de metal con planchas perforadas, pasando junto a grúas abandonadas y herramientas cubiertas de polvo. Habíamos comenzado en lo que parecía ser un taller de mantenimiento fuera de uso, atiborrado de segmentos triangulares de techumbre. Todo había sido cubierto por la misma capa de grafitti, hechos con pintura de aerosol (...)".

jueves, 7 de junio de 2007

Sunshine


Fausto quedaría plenamente satisfecho si instalado en la sala de observación del Icharus II le pidiera a la I.A. de la nave que aumentara la intensidad de la luz. “¡Luz, más luz!”, diría, y al momento la sala se iluminaría y comenzaría la transformación...Embarcados en una misión imposible, un grupo de astronautas heroicos pretende revitalizar el sol y con ello salvar a La Tierra de su fatal destino. El grupo de jóvenes científicos forma parte del segundo equipo que se lanza a intentar poner una bomba de proporciones solares en el astro rey, ahora un tanto envejecido, si bien aún mantiene toda la furia de su juventud, como demuestra en no pocas ocasiones. A ello hay que añadir que el primer equipo, a bordo del Icharus I, desapareció misteriosamente en su viaje hacia el sol, y nada se sabe de ellos.Estos son los elementos argumentales con los que Danny Boyle construye una historia, junto al guionista y colaborador suyo en “La playa” y “28 días después”, Alex Garland, entretenida, con unas imágenes potentes y una banda sonora magnífica. Son interesantes los problemas ético-morales que se plantean ante los golpes que la fortuna va atizando a nave y tripulación: el sacrificio, el deber, la misión por encima del interés propio y la salvaguarda personal, la culpa, la envidia. Al fondo, la idea de la luz como conocimiento, como revelación.La película en general está magníficamente bien ambientada, a pesar de la críticas que se han hecho a su argumentación científica. El guión parece más que correcto y la tensión está bien distribuida. Con los tiempos que corren en la ciencia ficción nos parece que la película de Boyle intenta derivar hacia planteamientos clásicos del género, desde “Planeta prohibido” hasta “2001” y “Alien”: La megalomanía, el hombre a merced de la máquina que ha construido, el terror oculto en las sombras.Personaje destacado de la pinícula, El Sol y la luz en general. El resto de personajes van siendo iluminados en mayor o menor medida, deslumbrados a veces por el astro rey o por la propia luz artificial de la nave. Como contrapartida al de la luz el mundo de la sombra, curiosamente en esta peli un lugar más seguro y acogedor. Visto lo visto, vista “Sunshine”, más nos vale permanecer a la sombra que tostarnos de ilustración.

ElInventarioDeAlmas


En tinieblas, Léon Bloy, 1917 (ElCobre Ediciones, 2006, pg. 91)
"Saber dónde estamos en lo espiritual, lo que aún puede quedar de la riqueza de antaño, lo poco o mucho que podemos esperar o temer del mañana, si es que nos es dado afrontar algún mañana; tal es la tarea que hay que emprender en un momento en que se manifiestan traiciones inconcebibles, en que se han descubierto o se sospechan las artimañas más negras por doquier, ante el enorme estupor de las gentes sencillas a quienes les gustaría suponer al menos un mínimo de pudor en los políticos y en las autoridades a las que han otorgado su confianza.Y he aquí que de repente asistimos a la más trivial de las prácticas comerciales. Y sin embargo se trata de almas, de puras y simples almas, pero se tasan, se pesan, se les pone precio cual mercaderías. Las hay que están a la venta y su número causa espanto, pero sólo unas pocas tienen salida, quedándose las más sin vender. No salen las cuentas.Hay ruinosas existencias de almas de segunda mano que nadie quiere, que amenazan con atestar los almacenes y que habrá que liquidar con pérdidas, traspasándolas a los traperos, negocio fallido, pues costaron a precio de oro. Hay otras que, sin ser despreciadas por los eventuales compradores, tienen difícil colocación, no se sabe muy bien por qué. Y otras, en fin, que se pueden contar con los dedos de la mano, que no están por suerte a la venta y que despiden con cajas destempladas a los compradores, cualquiera que sea la oferta. Artículos rarísimos merecedores de premios en exposiciones universales o dignos de exhibirse en escaparates, dada la necesidad de llamar la atención de la clientela.A pesar de ser inmortales, hoy sólo se toma a las almas por mera mercancía, buena o mala, de mediana o de pésima calidad, ruinosa o lucrativa; se han convertido en materia de especulación para la mayoría y son la levadura de la astucia más aplicada, pues el diablo se aloja en el vientre de los especuladores. Se trata de un negocio tan antiguo como el mundo, pero que ha crecido extraordinariamente, generalizándose desde hace tres años por obra del ejemplo y el trato de los alemanes. No obstante, lo reitero, se necesita una profunda astucia.Se da el caso de pagar en exceso por una alma cualquiera de la que nos encaprichamos y que no podremos colocar a un chalán alemán, pues hasta los boches más brutos conocen el paño. La menor insinuación de belleza, la más mínima tacha de virtud, se les revela al instante.Otras veces creeremos aprovechar la ocasión única que proporciona el apremio de una liquidación aparente anunciada a bombo y platillo, maniobra audaz de un estratega de la especulación que inunda el mercado con cantidades increíbles de género devuelto.Comprenderemos al punto que el comercio de almas es extremadamente peligroso para el crédito. Los mismos boches pueden sentirse defraudados, pues las almas son en ocasiones mercancía viva, dispuesta a la acción y a vengarse de sus explotadores. "¿Cómo quiere que ese hombre no sea rico? -dijo alguien de Talleyrand-; ha vendido a todos cuantos lo han comprado", aunque, dicho sea de paso, cuesta mucho suponer un alma a Talleyrand, pero el término tiene alguna importancia y merece ser meditado.El inventario que imagino sin aconsejarlo a nadie es en verdad lo más complicado que hay en el mundo; tanto es así, que sólo Dios es capaz de hacerlo, justamente Dios que no tiene la condición de comerciante. Resulta incompatible con su eternidad. No teniendo principio ni fin, las operaciones a plazo le están vedadas, y no hay más que decir.Una sola vez rescató todas las almas, sin hacer acepción, y cada una de ellas a un precio exorbitante, dejándoles, es cierto, la libertad para revenderse a sí mismas cual reses desahuciadas. Asistimos hoy a la feria sin igual de las almas, en la que no podemos esperar encontrar a Dios. ¿Cómo podría Él estar presente? Con lo que se comercia es con la Sangre de su Hijo, la preciosísima Sangre de su Hijo derramada para la salvación de todo el género humano. "En mi Agonía, pienso en ti, esa gota de sangre va por ti." Esa gota que veía el pobre Pascal no es sino el precio de cada una de las almas de los hombres. Chicas o grandes, por todas ha habido que abonar un precio exorbitante. El alma de un necio o de un pillastre, el alma de un espía o de un traidor que se cree pagado con una suma ínfima, tiene un valor real infinitamente superior al de todos los mundos juntos, y Dios no tiene nada que hacer con ese populacho mercantil que le ultraja vilipendiándolo hasta el horror.Él permanece en su cielo, escuchando el cántico sobrenatural de María, el canto eterno conocido como Magnificat, con el que esta Madre que contiene su Brazo le habla sin cesar de su Misericordia y de su Poder, haciéndole notar entre súplicas que aún no ha enaltecido a los humildes ni saciado a los hambrientos y que acaso los hombres esperan, para adorarlo, el cumplimiento de sus promesas. Lo adormece por algunas horas, arrullándolo como antaño en la humilde morada de Nazaret. Pero la Predilecta del Espíritu Santo no puede contenerlo más, sabe de sobra que no cabe pedir a su Hijo que repita la Pasión para salvar a Judas, más presentable sin duda que los traficantes de almas, pues él al menos devolvió las monedas."

Biología:RazónYMito


Del libro Ocho hitos de la evolución, de los teóricos de la evolución John Maynard Smith y Eörs Szathmáry (Metatemas, 2001, pg. 228).
"Al igual que en las demás transiciones descritas en este libro, el surgimiento de la sociedad moderna requiere la cooperación de entidades que en el pasado eran independientes y competían. Poblaciones de unos cuantos cientos de individuos a lo sumo, con poca división del trabajo excepto, probablemente, la ligada al sexo, han sido sustituidas por sociedades de muchos millones de individuos, que dependen de una amplia división del trabajo. La cooperación depende tanto de la formulación racional de leyes, o contratos sociales, en interés común como del mito y el ritual que infunden la lealtad de grupo. Por desgracia, la razón puede conducir con demasiada facilidad al egoísmo antisocial, y la lealtad de grupo a la xenofobia irracional. Necesitamos crear sistemas legales en los que el interés propio no conduzca a la destrucción social, y mitos que extiendan la lealtad de grupo a la especie humana en su conjunto."

ElSamuraiDelOcaso:EseHombre


Hace unos días vi una gran película titulada en español “El ocaso del samurai”, de Yoji Yamada. Se trata de una película sentimental sin ser sentimentalista, que nos presenta la vida de un buen hombre, que además es un buen samurai, en el Japón de mediados del XIX. Pero además incluye todos los ingredientes que la hacen una estupenda película de samuráis, duelos a espada incluidos.Una adecuadísima voz en off nos va desgranando la historia de Seibei Iguchi, samurai de bajo rango que vive con sus hijas pequeñas y su madre senil, en el Japón posterior a la restauración meiji, que derrotó al sogunado y repuso el poder del emperador, iniciando el proceso de conversión del Japón tradicional en el Japón moderno. El título de la película juega con el apodo del protagonista, Seibei del ocaso, como le llaman los miembros de su clan, y con el fin de una época que está al llegar y que se va anunciando en la vida de los personajes.Exquisita y delicada en muchos de sus planos, no resulta aburrida, a pesar de su ritmo pausado, relajado. Al contrario, mantiene perfectamente la tensión argumental, introduciéndonos en la mentalidad de los japoneses tradicionales, sometidos perfectamente, desoladoramente, a la norma. Es la norma, moral, ética, la que mantiene la vida cotidiana de los personajes, en especial la vida de Seibei, un hombre virtuoso, en el estricto sentido de la palabra. La norma en ocasiones se presenta expuesta en lecciones infantiles o en máximas y sentencias a lo largo del pinícula, recordándonos a los espectadores lo que ya sabíamos y podíamos tener olvidado. Es esa vida tan perfectamente normada la que nos descubre lo vano de la gloria y lo fugaz de la vida, desvelándonos al tiempo las cosas verdaderamente importantes.La bajada que me ha proporcionado la mula que tanto quiero es de una calidad magnífica y se encuentra doblada al español. Como hay varios archivos os recomiendo el que yo tengo: DVD-rip: Xvid-mp3, hecho por SDG en formato .avi y 699,91 megas. También está disponible otra peli del mismo dire: “La espada oculta”.¡¡Yo me la bajo hoy mesmo!!

LaVidaEsSueño


Me encontraba atrapado en un atasco, y de pronto me convertí en mosca. Una mosca cojonera que no paraba de mandar mensajes de móvil a sus amigos, aburrido por aquel infernal embotellamiento. Entonces el claxon del coche de detrás me despertó y caí en la cuenta de que todo había sido un sueño, de que yo no era una mosca cojonera ni estaba atrapado en un atasco, sino que me encontraba en un campo de concentración nazi, pero a la vez muy lejos de allí, soñando, vagando por el espacio, gracias al poder de la imaginación, poder puesto en marcha por la capacidad de resiliencia que todo ser humano puede llegar a alcanzar y que le permite huir, aunque sea por unos instantes, de un campo de exterminio o de un maldito atasco.Luego, una vez más un claxon, o quizá esta vez un sms un tanto kafkiano, volvió a sacarme de mi ensimismamiento, y entonces sí, volví a la cruda realidad del atasco, tomé los mandos de mi automóvil y me concentré en la música, en la carretera y en los demás coches, con el fin de evitar que ni Kafka, ni Víctor Frankl, ni siquiera un sms inoportuno –o muy oportuno quizá- pudieran llegar a ser culpables de un accidente, otro como el que había provocado aquel atasco.Esa noche soñé que soñaba que yo era una mosca, una mosca poderosa, capaz de meterme en las mentes ajenas y adivinar los pensamientos de la gente. Pero de pronto se me cayeron las alas y me reventó la cabeza, y de un plumazo se me borraron todos los pensamientos que había leído, y hasta los míos propios. Me pasé el resto de la noche revolviéndome por el suelo, sin ton ni son, con miedo de que me pisaran y allí acabara todo, yo convertido en mosca, una mosca cojonera sin alas ni cabeza, aplastada en el suelo. ¡Qué triste final!Entonces, los primeros rayos de sol se colaron por la ventana de mi habitación, y haciendo un gran esfuerzo logré subirme de un salto a la mesilla de noche. En ese momento sonó el despertador. Eran las cinco y media de la mañana y no había ni rayos de sol, ni moscas, ni alas ni cabezas de mosca desparramadas por el suelo. En la habitación estaba yo sólo, muerto de sueño, sin ganas de ir a trabajar, y con la cabeza, eso sí, llena de moscas y esqueletos con pijama de rayas desfilando de aquí para allá.Encendí el móvil, y recibí un mensaje multimedia. Un mensaje que hablaba de Kafka, de moscas y de atascos.Y, hablando de atascos, el próximo quiero que me pille en los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo al fondo y la mejor de las compañías a mi lado. Quizá entonces sueñe con una bella princesa rescatada por un apuesto caballero de las fauces de un dragón, a punto de ser devorada. Apuesto caballero que, por supuesto, seré yo.Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. O, lo que es lo mismo, el príncipe y la princesa fueron felices y comieron perdices.

Un20DeOctubre¿Cualquiera?


¡Por fin es viernes! Nos vamos a Lillo. Llevamos toda la semana preparándolo, comprando comida, haciendo planes. La casa de Alfonso es ideal para barbacoas y tertulias hasta altas horas de la madrugada junto a la chimenea. Y para dormir hasta que te dé la gana sin que nadie te moleste. Es una casa de pueblo grande, con un patio aún más grande si cabe, rodeada de campo. Perfecta para aislarse, descansar, disfrutar.Son las siete de la tarde. Hemos quedado en casa de Perico. Vamos en su coche. Jorge al final se queda en tierra, así que somos el número perfecto para ir todos en uno. Perico, Alfonso, Willy, M. Ángel y yo.Llegamos a casa de Perico, todos menos Alfonso que aún no ha llegado. Llamamos al telefonillo. Perico aún no está preparado. Subimos. A las siete y media llega Alfonso. A las ocho Perico termina de hacer la maleta, y nos vamos.Salimos de Madrid por la M30, algo atascada. Ya en la salida a la NIV el atasco es más denso. Avanzamos poco a poco, en caravana hasta Valdemoro. A partir de ahí la cosa va mejor. Empezamos a coger velocidad. Tampoco mucha, Perico es prudente.Buena música en la radio. Cantamos a voz en grito. “Pero a tu lado”, Secretos. Chistes, risas, más canciones. Ya hemos pasado Aranjuez. Poco después de Ocaña aparecerá el desvío hacia Lillo y nos saldremos a una carretera comarcal. Ganas de llegar. Ocaña a tiro de piedra. De pronto, adelantando a un camión, una sacudida fuerte. Me agarro al asiento de delante, donde viaja Alfonso, y bajo la cabeza. A mi lado, M. Ángel grita: ¡¡¡Perico!!! Enseguida todo se nubla. Pierdo por completo la noción del tiempo y del espacio. Solo se oyen ruidos de hierros y cristales reventando. Damos varias vueltas, y todo termina. Estoy a cuatro patas, mirando hacia la parte trasera del coche, que ha quedado boca abajo. No me puedo mover. Mi mano se ha quedado atrapada entre el asfalto y el coche. Oigo gritos. ¿Estáis todos bien? Ya han salido del coche. Pido ayuda, y vienen a levantarlo. Un primer intento, pero nada. Un esfuerzo más. No, aún no es suficiente. Sí, ahora sí. Al tirar para sacar la mano me desgarro los dedos, pero ya estoy libre. El brazo derecho me sangra abundantemente, y no lo puedo mover. No siento dolor. No en el brazo, pero sí en el pecho. Me siento algo mareado, pero aguanto en pie. Estamos como a cuarenta metros del coche, y me acuerdo de mi mochila. Voy a sacarla de entre el amasijo de hierros en que se ha convertido lo que hasta hace poco era el coche de Perico. Por el camino reparo por primera vez en un hombre con corbata. Me mira asustado. ¿Tan mala pinta tengo? No soy consciente de haber estado junto a él antes, pero está manchado de sangre. Es probable que me haya ayudado en algún momento.Willy, Perico y M. Ángel están bien, ni un rasguño. Alfonso tiene heridas en el brazo derecho, como yo, pero todo es más superficial. Está con nosotros la Guardia Civil, pero la ambulancia no llega. Esperamos.Llega la ambulancia. Una de esas camionetas viejas de la Cruz Roja. Subo por mi propio pie, pero una vez dentro me hacen tumbarme en una camilla. Hay un chico muy joven, debe ser un voluntario, aunque yo no pienso en ello. Solo me preocupa mi brazo. Le pregunto si lo voy a perder, y me dice que no. Pero su cara de susto es aún peor que la del hombre de la corbata.Nos vamos. Alfonso viene conmigo, y el resto se queda. Paramos primero en Ocaña. Me hacen unas curas superficiales en una casa de socorro, y me ponen un collarín. Después, al 12 de Octubre. Por suerte no hay tráfico en la carretera y llegamos rápido. Ya a la entrada de Madrid la cosa está peor. Conectan la sirena. ¡Qué horror!Me llevan a un box de urgencias, y se llevan a Alfonso para curarle. Pero vuelve rápido, lo suyo ha sido poco.Mientras, en un bar de carretera, Perico, Willy y M. Ángel esperan a que vayan a buscarles. M. Ángel piensa que ha pasado ya suficiente tiempo, y llama a casa. Papá y mamá duermen. Suena el teléfono junto a la cama de mamá. ¿Alejandro? Pero, ¿no se fue a Lillo con vosotros? Ah si, es que yo al final no pude ir. Se me olvidó que Alejandro sí iba. Bueno, lo siento. Pero mamá se queda mosqueada, ya no se puede dormir.Mientras, yo sigo esperando en el box de urgencias, tarareando las canciones que sonaban en la radio justo antes del accidente. Es viernes por la noche, y hay que atender casos más graves que el mío.Vuelve a sonar el teléfono en casa. Esta vez es del hospital. Su hijo ha sufrido un accidente pero está bien. Le estamos operando. En el 12 de Octubre.Mamá no lo cree. Despierta a papá. Alejandro ha tenido un accidente. Dicen que está bien, pero yo no lo creo. Se ha matado y me lo están diciendo poco a poco. Antes llamó M. Ángel y…Salen corriendo de casa, nerviosos. Cuando llegan aún estoy en el quirófano. Me han dado anestesia local, excepto donde hay hueso, que no es posible anestesiar. Ahí cosen en carne viva. A mi lado, una enfermera habla conmigo para distraerme. Estoy tranquilo. Lo peor ya pasó. De vez en cuando tengo que apretar los dientes para soportar el dolor. Por fin terminan. La enfermera me dice que me he comportado como una auténtica mujer. Los hombres siempre llegan gritando, histéricos. Yo he sido la excepción.Me llevan de nuevo al box de urgencias. Papá y mamá me han visto antes, a través del cristal del quirófano, a donde les han llevado para tranquilizarles. Ahora vienen a verme. Aún tiemblan. Se emocionan. Lágrimas, besos… Todo ha terminado bien. La recuperación, ya en casa, será pesada. Pero eso es lo de menos.Juan y Mª Elena aún no saben nada. Ella se enterará por teléfono. Juan se entera al día siguiente, en casa. Mientras a mí me operaban él había estado celebrando su cumpleaños. Me ve y se tiene que salir de la habitación. Más lágrimas. HAPPY END.

¡CortenDeUnaSantaVezPorFavor!


Observo con preocupación el aumento que ha experimentado un tipo de películas que podríamos definir como desagradables. Es decir, películas cuyos contenidos tienen por objeto disgustar, fastidiar o desagradar al espectador.Lleva ya tiempo instalada en nuestro mundo hipermoderno una estética feista que en su límite pretende ser desagradable. Habiendo fracasado los proyectos vanguardistas en el arte y la estética contemporánea, parece que el toque está en llevar al extremo el expresionismo más sucio y retorcido, con el fín de producir una reacción escandalosa por parte del público. Y no por una simple y amanerada afectación, tal vez ni por cuestiones ideológicas, sino por puro desagrado. No es cine de terror, ni tan siquiera de eso que llaman “terror psicológico”, y tampoco lo es Gore. Se trata de algo distinto. Morboso. Perverso.“Irreversible” me parece que sería de lo último en este tipo de cine. Una película terrible que obliga retirar la mirada en no pocas ocasiones, al tiempo que pretende hipnotizarnos, embriagarnos con el constante repetirse de escenas, de secuencias, de frases, machaconamente, con un ritmo frenético. Sus protagonistas, pareja en la realidad, declararon en una reciente entrevista que pretendiendo realizar una película pornográfica y creyendo que sus fans no lo iban a interpretar de forma positiva, optaron por hacer “Irreversible”. ¡¡Con un par!!Otro ejemplo, de mayor calidad, creemos, es “Funny Games”. En esta película la clave está en que el espectador cree posible una salida que permita liberarle de la presión a la que los acontecimientos representados le están sometiendo. Es tan sumamente consciente el director de que su objetivo es provocar ese desagrado durante toda la película, que introduce un guiño malvado en la complicidad que el espectador mantiene con lo que sucede. Guiño que no contamos, claro.Creo que una de las claves de este tipo de cine es que pretende mostrarlo todo, aunque matizando que no especialmente las escenas de corte sexual (quedarían catalogadas como “X” y no podrían exhibirse en los circuitos convencionales), sino más bien las violentas. Cuanto más se vea mejor, por duro o cruel que nos pueda resultar. Así, poco a poco, nos vamos anestesiando, permaneciendo impasibles ante las más horrendas o retorcidas secuencias. Y reclamando, al tiempo, cada vez mayores dosis de (i)realidad. ¿Quién no pagaría hoy por ver las escenas snuf que Alejandro Amenabar no nos enseñó en su “Tesis”?Pues bien, me parece que siempre podemos renunciar a verlas. Podemos, por decirlo así, apagar el proyector.Nota final: si no habéis visto ninguna de estas películas no os perdéis gran cosa. Pero, en cualquier caso, ambas están disponibles en la mula que todos queremos.Nota final 2: os recomiendo que os bajéis “Guerreros de antaño” y “Balarrasa”... vamos, por aquello de la difusión de la cultura y porque ésta no muera.¡¡Abajo la SGAE!!

Sobre"ElHombreQueFueJueves"

"[En mi juventud] todavía estaba esclavizado por aquella pesadilla metafísica de contradicciones entre mente y materia, por la perversa imaginería del mal y el peso de los misterios del cuerpo y el cerebro, pero para entonces ya me había rebelado contra ellos e intentaba construir una cosmología más saludable, aunque me pasara de la raya en lo relativo a la salud; incluso me califiqué a mí mismo de optimista porque estaba a un paso de ser un pesimista. Esa es la única excusa que puedo ofrecer. Toda esta parte del proceso fue después recogida en la informe forma de una novela titulada El hombre que fue jueves. En su momento, el título llamó mucho la atención y los periodistas hicieron bromas. Algunos, al referirse a mis supuestas opiniones jocosas, simulaban confundirlo con "El hombre que fue nueves". Otros suponían naturalmente que Jueves era el hermano negro de Viernes. Y también los había que, con mayor perspicacia, lo trataban como un título totalmente anárquico como "La mujer que fue ocho y media" o "La vaca que fue mañana por la noche". Pero me interesa lo siguiente: apenas nadie entre quienes leyeron el título parece haber mirado el subtítulo -"Una pesadilla"- que respondía a muchísimas preguntas de la crítica.'Hago aquí una pausa porque esto es hasta cierto punto importante para comprender aquella época. Me han preguntado con frecuencia qué significado tiene en esta obra la monstruosa pantomima del ogro que recibe el nombre de Domingo; algunos han sugerido, y en cierto sentido no sin razón, que representaba una versión blasfema del Creador. Pero la cuestión es que toda la historia es una pesadilla sobre las cosas, no tal como son, sino como le parecían al joven ligeramente pesimista de los años noventa; y el ogro, que aparece brutal pero que también es, en el fondo, benevolente, no es tanto Dios, en un sentido religioso o antirreligioso, sino la Naturaleza a los ojos de un panteísta cuyo panteísmo naciera del pesimismo. En cuanto al sentido de la historia, intentaba empezar pintando un cuadro negro del mundo y avanzar hasta dar a entender que el cuadro no era tan negro como se había pintado en un principio. Ya he explicado que todo esto era fruto del nihilismo de los noventa, patente ya en la dedicatoria que escribí a mi amigo Bentley, quien había vivido una etapa y unos problemas parecidos, y en la que preguntaba retóricamente: "¿Quién puede comprenderlo sino tú?" Un crítico respondió con mucha sensatez diciendo que si nadie salvo Mr. Bentley entendía el libro, no parecía razonable pedir a otros que lo leyeran.'Pero hablo de ello aquí porque, aunque sucedía al principio de la historia, estaba destinado a significar otra cosa antes del final de la novela. Sin aquel lejano efecto final, el recuerdo puede parecer tan absurdo como el libro, pero de momento sólo puedo dejar aquí constancia de los dos hechos que, de alguna forma y en cierto sentido, conseguí ratificar. En primer lugar, intentaba de una manera vaga fundar un nuevo optimismo, no sobre el máximo bien sino sobre el mínimo. No me importaba demasiado el pesimista que se quejaba de que lo bueno existiera en una proporción tan pequeña, sino que me enfurecía -al borde del asesinato- el pesimista que preguntaba para qué servía lo bueno. En segundo lugar, incluso en los primeros tiempos y por los peores motivos, yo ya sabía demasiado como para fingir que me libraba del mal. Al final, introduje un personaje que, con total comprensión de lo que hace, realmente rechaza y desafía al bien. Mucho después, el padre Ronald Knox, con aquel modo suyo tan singular, me dijo que estaba seguro de que usarían el resto del libro para probar que yo era un panteísta y un pagano, y que los futuros críticos demostrarían fácilmente que el episodio del Acusador era una acotación escrita por algún cura.'Ese no era el caso, sino realmente todo lo contrario. En aquella época, me habría molestado tanto como cualquier otro escritor en millas a la redonda si hubiera descubierto que un cura se metía en mis asuntos o hacía acotaciones a mis manuscritos. Escribí aquella declaración en la novela para dar testimonio del peor pecado (el imperdonable pecado de no desear ser perdonado), no porque lo hubiera aprendido de algunos de los millones de curas que nunca había conocido, sino porque lo había aprendido de mí mismo. Yo ya estaba bastante seguro de que, si lo deseaba, podía apartarme de la vida completa del universo. Cuando le preguntan a mi esposa quién la convirtió al catolicismo, siempre responde: "el diablo".'Pero todo aquello sucedió tanto tiempo después que no guarda relación con la filosofía llena de vacilaciones y conjeturas de la novela en cuestión. Preferiría citar el homenaje de un hombre totalmente distinto que fue, no obstante, uno de los pocos que, por una u otra razón, han sacado algo en limpio de esta desgraciada historia de mi juventud. Era un distinguido psicoanalista de los más modernos y científicos, no un cura, ni mucho menos; podríamos decir como el francés al que le preguntaron si había almorzado en el bote: "au contraire". No creía en el demonio, Dios no lo quisiera, si es que existía algún Dios para quererlo. Pero era un entusiasta y vehemente estudioso de su especialidad, y me puso los pelos de punta cuando me comentó que había encontrado muy útil aquella novela mía de juventud como remedio para sus pacientes más patológicos; sobre todo, el proceso por el que los anarquistas más diabólicos resultan ser buenos ciudadanos disfrazados. "Conozco unos cuantos hombres que casi se volvieron locos -dijo gravemente-, pero se salvaron porque habían entendido realmente El hombre que fue jueves." Es posible que fuera generosamente exagerado y por supuesto, es posible que él mismo estuviera loco, pero entonces también lo estaba yo. Confieso que me halaga pensar que, en aquella época mía de locura, pude resultar de alguna utilidad a otros lunáticos."
De la "Autobiografía" de Gilbert Keith Chesterton (ed. Acantilado), pgs. 112-115.

28Abril


Alguien o algo –sobrenatural en todo caso- anunció aquella mañana al abuelo que se iba a morir. Y él, con mucha tranquilidad, como el que hace la maleta para un viaje de fin de semana y se despide de los suyos, se lo anunció a su vez a Catalina, la mujer peruana que desde hacía algunos años residía interna en casa de los abuelos.- Catalina, prepáreme mis cosas que me voy con mi madre.En esos momentos se acababa de ir la última visita y Catalina estaba sola con el abuelo en la habitación del hospital, donde había ingresado hacía unos días a causa de ciertos problemas en la vejiga, problemas que ya venía arrastrando de lejos. Igual que los de cabeza, quizá algo más recientes, problemas estos que poco a poco le habían hecho dejar de ser el que siempre fue y abandonarse lentamente, percatándose de que lo que más le gustaba en la vida, que era leer, ya no podía hacerlo pues se le olvidaba lo leído. Si el abuelo seguía vivo era por nosotros, por la familia, ya que si por él fuera habría abandonado hacía tiempo su peregrinar por este valle de lágrimas. Y no es que el abuelo fuera a suicidarse, porque eso nunca se le habría pasado por la cabeza. Más bien se habría dejado morir poco a poco, como esos viejos elefantes que, conscientes de su deterioro físico se retiran de la manada con el fin de no ser un estorbo, de evitar problemas a sus congéneres, y se abandonan a la soledad hasta que la muerte les alcanza.Sin embargo el abuelo no era un elefante, y mucho menos un estorbo. Su deterioro físico, consecuencia del mental, era evidente, y ya no tenía ganas de cuidarse. Había que estar constantemente pendiente de él, como de un niño. Lavarle, afeitarle, ayudarle a vestirse, en fin, tirar de él para que siguiera entre nosotros. Convencerle de que la vida sin él no sería lo mismo, animarle así a seguir viviendo, a seguir entre los que aún necesitábamos de su compañía, del cariño que ofrecía con su sola presencia, de sus sonrisas, de sus gestos, de sus palabras pocas pero de seso cargadas.Pero aquella mañana, el abuelo, consciente de que su viaje terrenal tocaba a su fin, comenzó a prepararse para ello. Cuando Catalina oyó aquellas palabras no les dio la mínima importancia. Durante su estancia en el hospital el abuelo casi no había pronunciado palabra, pero cuando lo hacía eran frases inconexas y sin aparente sentido las que salían de su boca. Su cabeza durante aquellos días parecía, salvo momentos de lucidez, estar más fuera de lugar que nunca. Cuando avisó a Catalina de que se iba con su madre, ésta pensó lo que probablemente habríamos pensado cualquiera de nosotros: que era un desvarío más.Por la tarde estuve un rato con él. Después de clase me fui al hospital, me senté junto a su cama y allí pasé casi dos horas. La mayor parte del tiempo lo pasó durmiendo, y cuando despertaba miraba a su alrededor explorándolo todo, movía las manos como si tratara de alcanzar algo y fijaba su mirada en un punto del techo contemplando algo que para mí era invisible. Si yo le hablaba me miraba, a veces como extrañado, otras con la mirada perdida, otras incluso sonreía. Pero ni una palabra salía de su boca.A eso de las ocho y media me fui a casa. Estaba cansado y al día siguiente tenía que madrugar. Había quedado con los compañeros del Master para buscar bibliografía para un trabajo. Por la tarde me pasaría de nuevo por el hospital. Esos eran mis planes, que nunca llegué a cumplir.Cuando llegué a casa, algo después de las nueve, estuve repasando unos apuntes antes de cenar. Y después de la cena me senté a ver un rato la televisión. Hacia las once sonó el teléfono. Lo cogió mamá. Su rostro reflejó claramente lo que pasaba. No hicieron falta las palabras. El abuelo acababa de marchar en busca de su madre. Las únicas palabras que el abuelo había pronunciado a lo largo del día resultaron no ser un desvarío más, como había pensado Catalina, sino que estaban cargadas de sentido. Aquella noche el abuelo se fue con su madre, y a continuar alguna discusión con el tío Alejandrito, aparcada años atrás. Y a tomarse unos chatos con Miguelato, aquel amigo con el que, siendo yo pequeño, tanto que casi ni lo recuerdo, me llevaba de tascas los sábados antes de comer.Aquella mañana de 28 de abril el abuelo no había perdido definitivamente la cabeza, como pudimos llegar a pensar. Simplemente recuperó por completo la cordura, y empleó el resto del día en prepararse para un largo viaje sin retorno –pero con final feliz- que esa misma noche iniciaría. CODAEl abuelo fue un gran hombre, de esos que cuando se van dejan huella. No había más que ver cómo estaba la iglesia el día de su funeral. No cabía un alfiler. Don Diego, como le llamaban en Unión, su empresa de toda la vida, casi hasta que murió pues no dejó de ir hasta muchos años después de jubilarse, fue y sigue siendo para mí todo un ejemplo de vida, un ejemplo a seguir, un ejemplo difícil de imitar. No dudo lo más mínimo, querido abuelo, que en el mismo momento de tu muerte San Pedro te abrió la puerta y te dijo:- Hombre, Don Diego, pa’drento.1

AsesinadoElCapitánAmérica


Nueva York, 8 mar (EFE).- El Capitán América, el enmascarado superhéroe de la editorial de cómics Marvel que luchó contra los nazis, el crimen y la corrupción, ha muerto en Nueva York a los 66 años, asesinado por oponerse a una ley antiterrorista del Gobierno.Su muerte este miércoles cuando se puso en venta el último ejemplar del cómic ha causado conmoción, según recoge hoy la prensa local, entre los miles de seguidores de este soldado nacido en 1941 y que combatió la corrupción política en la era Watergate.El Capitán América, cuya verdadera identidad era Steve Rogers, cayó acribillado por un francotirador frente a un tribunal en Nueva York, una dramática escena en la que se ve sangre fluir de su uniforme estampado con los colores de la bandera de Estados Unidos.El "centinela de la lucha por la libertad y los derechos" fue asesinado por negarse a aceptar una ley antiterrorista promulgada por el Gobierno que ordena a los superhéroes entrenarse de manera similar a los militares y policías.La ley suscitó crispación política entre los superhéroes, que derivó en la formación de dos facciones: una de oposición, liderada por el Capitán América, y otra pro gubernamental, conducida por el Hombre de Hierro.El Capitán América, que consideraba la legislación una erosión de las libertades civiles, decide emprender una lucha judicial contra ella, pero lo que consigue es la muerte, presuntamente a manos de una agente de inteligencia enamorada de él.Pero como sucedió con Supermán en 1993, es muy probable que el Capitán -que ya sobrevivió congelado desde la época de la II Guerra Mundial hasta los años 60- resucite y regrese en unos capítulos más, ya que el cómic seguirá publicándose con historias relacionadas con la reacción de otros personajes a su muerte.Según los ejecutivos de Marvel, "el Capitán América es un disfraz, y hay otros que podrían vestirlo".Por lo pronto, lo que es cierto es que su trágica muerte ha hecho que reviva el interés por el personaje, que venía perdiendo popularidad frente a colegas justicieros como Supermán, Spiderman, Batman y Los Cuatro Fantásticos.El Capitán América, creado por Joe Simon y Jack Kirby como instrumento de propaganda política en plena guerra mundial, ha aparecido en unos 210 millones de revistas en 75 países, pero las ventas en EEUU han caído de 150.000 ejemplares en su época de apogeo a 80.000 en la actualidad.

BuenoSobreKant


Antes de que mis amistades kantianas consideren este envío como un insulto -cuya consecuencia última sólo puede ser elegir armas en el campo del honor-, quede claro que este texto no expone mi postura al respecto (pues "postura" es una palabra demasiado firme para mis vaguedades); pero sí me resulta terriblemente "curioso" y deseaba compartirlo con todos vosotros. Digamos que es un texto "estimulante". Si alguien tiene algo que decir sobre la tesis de Bueno, espero que tenga el tiempo y las ganas suficientes para hacérnoslo llegar a los demás. Me muero de curiosidad.


"Y esto es lo que hizo Kant: "legitimar" ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la Biología, la Antropología), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del Alma, del Mundo y de Dios. La "legitimación" se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el materialismo) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el dogmatismo de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional.Kant, una vez presentada su crítica a la metafísica espiritualista tradicional, y una vez presentada la crítica al materialismo (considerado también como metafísico), cree haber logrado "levantar una muralla" capaz de defender, contra el materialismo, la fe en el Alma, en el Mundo y en Dios. Con razón ha sido considerado Kant como el verdadero fundador, avant la lettre, del "agnosticismo", pero en un sentido aún más profundo del que dio a este término su creador, Th. Huxley. Huxley entendió el agnosticismo, ante todo, como "agnosticismo positivo", es decir, como suspensión del juicio ante la dogmática positiva revelada de una Iglesia determinada. Pero el "agnosticismo de Kant" se establece en un terreno más abstracto (compatible con el antignosticismo, con la crítica a toda revelación, tal como se desarrolla en La Religión dentro de los límites de la razón pura [sic]). Por ello, el agnosticismo de Kant es, si cabe, más insidioso que el agnosticismo positivo de Huxley. (...)Del agnosticismo de Kant podría decirse que estaba llamado a suministrar la cobertura ideológica de las sociedades capitalistas, irracionalistas, pero no materialistas; de las sociedades tolerantes, pacifistas. También de las democracias cristianas, y de la Iglesia aggiornata que, una vez pasada la primera reacción contra Kant, verá en Kant un aliado contra el materialismo.(...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el materialismo filosófico tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del sistema del idealismo transcendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera conciencia de sí mismo por su oposición al idealismo kantiano.""Confrontación de doce tesis características del sistema del Idealismo trascendental con las correspondientes tesis del Materialismo filosófico", Gustavo Bueno, El Basilisco, 2ª época, nº 35, 2004, pg. 40.

PrólogoYNotasAlLibroDeBerheim

Es fácil advertir adónde conducen las implicaciones de esta concepción y cuán conveniente explicación nos ofrece para la sintomatología de la histeria en general. Si la sugestión por el médico falsea los fenómenos de la hipnosis histérica, es muy posible que también interfiera en la observación de la restante sintomatología histérica; es decir, que establezca para los ataques, las parálisis, las contracturas histéricas, etc., ciertas leyes cuyo único y exclusivo vínculo con la neurosis radica en dicha sugestión y que, por tanto, carecerán de todo valor en cuanto otro médico observe casos histéricos en otro lugar (...).Estoy convencido de que esta concepción será muy bien venida para todos aquellos que tienden a negar que los fenómenos histéricos están gobernados por leyes...

CartaSobreElBachillerato

Es evidente que también espíritus mucho más fuertes se han sentido presos de dudas acerca de sí mismos; pero ¿será por eso un espíritu fuerte todo aquel que ponga en duda sus propios méritos? Bien podría ser un pobre de espíritu, aunque al mismo tiempo fuese, por educación, por costumbre o quizá por el mero afán de atormentarse, un hombre sincero. No pretendo pedirle que desmenuce implacablemente sus sentimientos cada vez que se encuentre en alguna situación dudosa; pero si llegara a hacerlo, vería cuán poca certeza encuentra en usted mismo. Lo maravilloso del mundo reposa precisamente en esta multiplicidad de las posibilidades: lástima que sea un terreno tan poco sólido para conocernos a nosotros mismos.

PreparándonosParaLaBatalla


Preparándonos para la batalla de las praderas de Chestertonshire: trabajos de intendencia y primeras encamisadas"Lamento no tener un padre siniestro y brutal que ofrecer a la mirada pública como la verdadera causa de mis trágicas inclinaciones; ni una madre pálida y aficionada al veneno, cuyos instintos suicidas me hayan abocado a las trampas del temperamento artístico. Lamento que no hubiera nadie en mi familia más audaz que un tío lejano ligeramente indigente y siento no poder cumplir con mi deber de hombre verdaderamente moderno y culpar a los demás de haberme hecho como soy. No tengo muy claro cómo soy, pero estoy seguro de que soy responsable en gran medida del resultado final.""Autobiografía" (pg. 31 de la edición de Acantilado), de Gilbert Keith Chesterton; hombre cuyo proceso de canonización fue iniciado el pasado año por el Papa Benedicto XVI.

EntretenidaDiscusiónSobreLaContradicción


WITTGENSTEIN: ...Think of the case of the Liar. It is very queer in a way that this should have puzzled anyone - much more extraordinary than you might think... Because the thing works like this: if a man says 'I am lying' we say that it follows that he is not lying, from which it follows that he is lying and so on. Well, so what? You can go on like that until you are black in the face. Why not? It doesn't matter... it is just a useless language-game, and why should anybody be excited?TURING: What puzzles one is that one usually uses a contradiction as a criterion for having done something wrong. But in this case one cannot find anything done wrong.WITTGENSTEIN: Yes - and more: nothing has been done wrong... where will the harm come?TURING: The real harm will not come in unless there is an application, in which a bridge may fall down or something of that sort.WITTGENSTEIN: ... The question is: Why are people afraid of contradictions? It is easy to understand why they should be afraid of contradictions in orders, descriptions, etc., outside mathematics. The question is: Why should they be afraid of contradictions inside mathematics? Turing says, 'Because something may go wrong with the application'. But nothing need go wrong. And if something does go wrong - if the bridge breaks down - then your mistake was of the kind of using a wrong natural law...TURING: You cannot be confident about applying your calculus until you know that there is no hidden contradiction in it.WITTGENSTEIN: There seems to me to be an enormous mistake there. ... Suppose I convince Rhees of the paradox of the Liar, and he says, 'I lie, therefore I do not lie, therefore I lie and I do not lie, therefore we have a contradiction, therefore 2*2=369.' Well, we should not call this 'multiplication', that is all...TURING: Although you do not know that the bridge will fall if there are no contradictions, yet it is almost certain that if there are contradictions it will go wrong somewhere.WITTGENSTEIN: But nothing has ever gone wrong that way yet...
De las "Wittgenstein's Lectures on the Foundations of Mathematics, Cambridge, 1939", editadas por Cora Diamond (Harvester Press, 1976).",1]

Horripilante

Queridos amigos:
Hoy es un día trágico, un díade infamía. El gobierno ha cedido al chantaje del terrorismo separatista etarra y ha decidido trasladar a un hospital del País Vasco, y posteriormente a su domicilio, al sanguinario terrorista anti-español De Juana Chaos.
Nos queda aún por soportartoda la campaña de intoxicación gubernamental, que ya ha comenzado: razones humanitarias y de derechos humanos, la defensa de la vida, el no ponernos a la altura de los asesinos, la defensa de la ley y la democracia, todas estas razones, y otras muchas, se esgrimirán frente al afán de sangre y venganza del PP. Así, se dirá que el PP también excarceló a tantos terroistas cuando gobernaba o que acercó a tantos presos al PaísVasco, etc.
La traición de nuestro presidente de gobierno no tiene precedente en la historia de los últimos 30 años. Traidores son todos aquellos que han apoyado la cesión a ETA y los que, de un modo u otro, la justifican. Indignos de llamarse españoles los que no se avergüenzan de haber votado al PSOE. Estupidos los que por odio al PP arriman el hombro en apoyo del gobierno y de sus socios, por encima de todo, incluso por encima de las 25 victimas del asesino etarra y de los millones de ciudadanos españoles que aún nos conmovemos e indignamos con actos tan viles y necios como el de hoy.
¡NO TE CALLES!

Chesterón&ElPadreO'Connor


"Había ido a dar una conferencia a Keighley, en los páramos altos del West Riding, y me quedé a pasar la noche en casa de un importante ciudadano de aquella pequeña ciudad industrial; el caballero había reunido a un grupo de amigos locales que, como era de suponer, tenían paciencia con los conferenciantes; en el grupo estaba incluido el cura de la iglesia católica, un hombre pequeño, lampiño y con expresión tímida de duende. Me impresionó el tacto y el humor con los que se relacionaba con una compañía tan protestante y tan de Yorkshire; pronto descubrí que, a su manera algo bravucona, habían aprendido a considerarlo todo un personaje. Alguien me hizo un relato muy divertido de cómo dos gigantescos granjeros de aquel distrito de Yorkshire, a los que se les había encomendado visitar varios centros religiosos, temblaban con indecible terror antes de entrar en el pequeño presbiterio de aquel cura. Tras vencer una gran desconfianza, parece que finalmente habían llegado a la conclusión de que no les haría mucho daño y de que si lo hacía, podían llamar a la policía. Supongo que creían de verdad que tenía la casa equipada con todos los instrumentos de tortura de la Inquisición española. Pero incluso estos granjeros, me dijeron, le habían aceptado desde aquel día como a un vecino más, y a medida que la tarde avanzaba, sus vecinos le animaron a que pusiera en práctica sus magníficas cualidades para entretener. Poco a poco se fue soltando y, cuando me di cuenta, ya estaba en pleno recitado de ese gran poema dramático, ese examen de conciencia titulado "Me aprietan las botas". Aquel hombre me encantó, pero si me llegan a decir que en diez años me convertiría en un misionero mormón de las Islas Caníbal, no me habría sorprendido más que si me hubieran insinuado que, quince años después, estaría haciendo ante él mi confesión general y que él me recibiría en la Iglesia a la que pertenecía.'A la mañana siguiente, él y yo fuimos caminando hasta el otro lado de Keighley Gate, el gran muro de los marjales que separa Keighley de Wharfedale, porque yo quería visitar a unos amigos en Ilkley; al terminar la excursión, tras unas cuantas horas de charla por aquellos páramos, pude presentar un nuevo amigo a mis antiguos amigos. Se quedó a comer; se quedó a tomar el té; se quedó a cenar; no estoy seguro de que, ante la insistente hospitalidad, no se quedara a dormir y, en posteriores ocasiones, pasó allí muchos días y muchas noches; y allí fue también donde habitualmente nos encontrábamos. Fue en una de aquellas visitas cuando tuvo lugar el incidente que me llevó a tomarme la libertad de usarle, es decir, usar una parte de él en una serie de historias sensacionales ["El Padre Brown"]. Pero lo menciono no porque otorgue la más pequeña importancia a esas historias, sino porque tiene una conexión mucho más vital con la otra historia, con la historia que estoy contando aquí.'En el transcurso de la conversación, le mencioné al cura que tenía intención de apoyar en la prensa cierta propuesta, no importa cuál, relacionada con temas sociales bastante sórdidos de vicio y crimen. Me comentó que creía que estaba en un error o, más bien, que yo ignoraba algunas cosas, como realmente así era. Y tan solo por cumplir con su deber y para evitar que me metiera en un lío espantoso, me contó ciertos hechos que él conocía sobre prácticas depravadas, que desde luego no detallaré ni discutiré aquí. En páginas anteriores he confesado que en mi propia juventud había imaginado toda clase de iniquidades, y fue una curiosa experiencia descubrir que aquel tranquilo y agradable célibe se había sumergido en aquellos abismos mucho más profundamente que yo. No me había imaginado que el mundo albergara tales\n horrores. Si él hubiera sido un novelista profesional y hubiera lanzado aquellas porquerías a los estantes de las librerías para que niños y muchachos las leyeran, desde luego se le habría considerado un gran artista creativo y un heraldo de los nuevos tiempos. Como sólo me lo contaba de mala gana, en estricta intimidad, como una necesidad práctica, era, por supuesto, el típico jesuita que susurraba venenosos secretos a la oreja. Cuando volvimos, la casa estaba llena de gente y empezamos a charlar con dos cordiales y saludables estudiantes de Cambridge que habían atravesado los páramos a pie o en bicicleta, poseídos de aquel espíritu austero y vigoroso propio de las vacaciones inglesas. Sin embargo, no eran los típicos deportistas de miras estrechas; les interesaban también otros deportes y, aunque de forma un tanto superficial, también algunas artes; así que comenzaron a hablar de música y del paisaje con mi amigo, el Padre O'Connor. No he conocido nunca a nadie que\n pudiera pasar con tanta facilidad de un tema a otro, ni que tuviera tantas y tan insospechadas fuentes de información y, con mucha frecuencia, sobre todo, información técnica. La charla pronto derivó hacia la discusión de asuntos más filosóficos y morales, y cuando el sacerdote salió de la habitación, los dos jóvenes rompieron en generosas expresiones de admiración diciendo que realmente era un hombre extraordinario y que parecía saberlo todo de Palestrina, de la arquitectura barroca o de cualquier cosa de la que se hablara en aquel momento. Tras unos instantes de silencio reflexivo, uno de los estudiantes estalló de repente: "De todas formas, no creo que la vida que lleva sea la más adecuada. Lo de la música religiosa y todo eso está muy bien cuando se está encerrado en una especie de claustro y no se sabe nada sobre el mal real del mundo. Pero no creo que sea lo ideal. Yo creo en el individuo que sale al mundo, se enfrenta con el mal que hay en él y conoce sus\n peligros. Es muy bonito ser inocente e ignorante, pero creo que es mucho mejor no tener miedo del conocimiento".'En el transcurso de la conversación, le mencioné al cura que tenía intención de apoyar en la prensa cierta propuesta, no importa cuál, relacionada con temas sociales bastante sórdidos de vicio y crimen. Me comentó que creía que estaba en un error o, más bien, que yo ignoraba algunas cosas, como realmente así era. Y tan solo por cumplir con su deber y para evitar que me metiera en un lío espantoso, me contó ciertos hechos que él conocía sobre prácticas depravadas, que desde luego no detallaré ni discutiré aquí. En páginas anteriores he confesado que en mi propia juventud había imaginado toda clase de iniquidades, y fue una curiosa experiencia descubrir que aquel tranquilo y agradable célibe se había sumergido en aquellos abismos mucho más profundamente que yo. No me había imaginado que el mundo albergara tales horrores. Si él hubiera sido un novelista profesional y hubiera lanzado aquellas porquerías a los estantes de las librerías para que niños y muchachos las leyeran, desde luego se le habría considerado un gran artista creativo y un heraldo de los nuevos tiempos. Como sólo me lo contaba de mala gana, en estricta intimidad, como una necesidad práctica, era, por supuesto, el típico jesuita que susurraba venenosos secretos a la oreja. Cuando volvimos, la casa estaba llena de gente y empezamos a charlar con dos cordiales y saludables estudiantes de Cambridge que habían atravesado los páramos a pie o en bicicleta, poseídos de aquel espíritu austero y vigoroso propio de las vacaciones inglesas. Sin embargo, no eran los típicos deportistas de miras estrechas; les interesaban también otros deportes y, aunque de forma un tanto superficial, también algunas artes; así que comenzaron a hablar de música y del paisaje con mi amigo, el Padre O'Connor. No he conocido nunca a nadie que pudiera pasar con tanta facilidad de un tema a otro, ni que tuviera tantas y tan insospechadas fuentes de información y, con mucha frecuencia, sobre todo, información técnica. La charla pronto derivó hacia la discusión de asuntos más filosóficos y morales, y cuando el sacerdote salió de la habitación, los dos jóvenes rompieron en generosas expresiones de admiración diciendo que realmente era un hombre extraordinario y que parecía saberlo todo de Palestrina, de la arquitectura barroca o de cualquier cosa de la que se hablara en aquel momento. Tras unos instantes de silencio reflexivo, uno de los estudiantes estalló de repente: "De todas formas, no creo que la vida que lleva sea la más adecuada. Lo de la música religiosa y todo eso está muy bien cuando se está encerrado en una especie de claustro y no se sabe nada sobre el mal real del mundo. Pero no creo que sea lo ideal. Yo creo en el individuo que sale al mundo, se enfrenta con el mal que hay en él y conoce sus peligros. Es muy bonito ser inocente e ignorante, pero creo que es mucho mejor no tener miedo del conocimiento".'Para mí, que aún temblaba casi con los pasmosos datos prácticos de los que el sacerdote me había advertido, este comentario me pareció de una ironía tan colosal y aplastante que a punto estuve de estallar de risa en aquel mismo salón, pues sabía perfectamente bien que, comparado con la maldad concentrada que el sacerdote conocía y contra la que había luchado toda su vida, aquellos dos caballeros de Cambridge sabían tanto del mal real como dos bebés en el mismo cochecito."
"Autobiografía", de Gilbert Keith Chesterton (ed. Acantilado); pgs. 371-374.\

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