jueves, 7 de junio de 2007

¡CortenDeUnaSantaVezPorFavor!


Observo con preocupación el aumento que ha experimentado un tipo de películas que podríamos definir como desagradables. Es decir, películas cuyos contenidos tienen por objeto disgustar, fastidiar o desagradar al espectador.Lleva ya tiempo instalada en nuestro mundo hipermoderno una estética feista que en su límite pretende ser desagradable. Habiendo fracasado los proyectos vanguardistas en el arte y la estética contemporánea, parece que el toque está en llevar al extremo el expresionismo más sucio y retorcido, con el fín de producir una reacción escandalosa por parte del público. Y no por una simple y amanerada afectación, tal vez ni por cuestiones ideológicas, sino por puro desagrado. No es cine de terror, ni tan siquiera de eso que llaman “terror psicológico”, y tampoco lo es Gore. Se trata de algo distinto. Morboso. Perverso.“Irreversible” me parece que sería de lo último en este tipo de cine. Una película terrible que obliga retirar la mirada en no pocas ocasiones, al tiempo que pretende hipnotizarnos, embriagarnos con el constante repetirse de escenas, de secuencias, de frases, machaconamente, con un ritmo frenético. Sus protagonistas, pareja en la realidad, declararon en una reciente entrevista que pretendiendo realizar una película pornográfica y creyendo que sus fans no lo iban a interpretar de forma positiva, optaron por hacer “Irreversible”. ¡¡Con un par!!Otro ejemplo, de mayor calidad, creemos, es “Funny Games”. En esta película la clave está en que el espectador cree posible una salida que permita liberarle de la presión a la que los acontecimientos representados le están sometiendo. Es tan sumamente consciente el director de que su objetivo es provocar ese desagrado durante toda la película, que introduce un guiño malvado en la complicidad que el espectador mantiene con lo que sucede. Guiño que no contamos, claro.Creo que una de las claves de este tipo de cine es que pretende mostrarlo todo, aunque matizando que no especialmente las escenas de corte sexual (quedarían catalogadas como “X” y no podrían exhibirse en los circuitos convencionales), sino más bien las violentas. Cuanto más se vea mejor, por duro o cruel que nos pueda resultar. Así, poco a poco, nos vamos anestesiando, permaneciendo impasibles ante las más horrendas o retorcidas secuencias. Y reclamando, al tiempo, cada vez mayores dosis de (i)realidad. ¿Quién no pagaría hoy por ver las escenas snuf que Alejandro Amenabar no nos enseñó en su “Tesis”?Pues bien, me parece que siempre podemos renunciar a verlas. Podemos, por decirlo así, apagar el proyector.Nota final: si no habéis visto ninguna de estas películas no os perdéis gran cosa. Pero, en cualquier caso, ambas están disponibles en la mula que todos queremos.Nota final 2: os recomiendo que os bajéis “Guerreros de antaño” y “Balarrasa”... vamos, por aquello de la difusión de la cultura y porque ésta no muera.¡¡Abajo la SGAE!!

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